La empresa de informática Banghó aclaró ayer que todavía no está tomada la decisión de despedir a los 183 suspendidos a raíz de la liberación de los aranceles a la importación de computadoras. A comienzos de 2016, la empresa contaba con una dotación de 800 trabajadores y durante el curso del año la plantilla se redujo en 100 personas. En la actualidad, trabajan 645 personas en Banghó, luego de la no renovación de contratos de trabajo temporal. De ese total, hay 183 que permanecen suspendidos desde que se conoció la noticia de la apertura importadora. “Esta semana la situación empeoró porque se confirmó la noticia de la eliminación de aranceles. Seguimos negociando con la UOM. La empresa de ahora en más se concentrará en la comercialización de importados”, indicaron desde Banghó.

A partir de la medida de apertura que adoptó el Gobierno, Banghó dejó de operar su planta de Vicente López y sólo mantiene la actividad en su establecimiento de la Ciudad de Buenos Aires. “A partir de marzo/abril van a empezar a ingresar las computadoras provenientes de China. Así nos iremos adaptando a las nuevas reglas de juego. Aprovecharemos la buena inserción de nuestro canal comercial”, señalaron desde Banghó. La línea de producción de computadoras quedará limitada a la licitación del Conectar Igualdad, que no tiene requerimientos de producción de componentes como el mother, las baterías y los cables sino solamente de ensamblaje de importados.

La empresa negocia con la UOM el futuro de los 183 trabajadores suspendidos, aunque las perspectivas no son buenas. El Gobierno nacional se limita a subsidiar a las empresas que quieran tomar como empleado a algún trabajador despedido, pero no ofrece ningún salvavidas para la continuidad de la empresa. La misma postura adopta para los conflictos en los sectores metalúrgico, textil, calzado y muebles.