Es un fallo para la controversia, en una causa controvertida desde el comienzo. A Brenda Micaela Barattini , de 28 años, le aplicaron una dura pena de 13 años de prisión, teniendo en cuenta que la acusación de la fiscal de juicio y de la querella, fue por “tentativa de homicidio, agravada por el vínculo y por alevosía”. La mujer está detenida por cortarle parte del pene y los testículos a Sergio F., un hombre con el que tenía una relación conflictiva. "Mierda, mierda, mierda", fue lo que gritó la madre de la acusada, mientras salía corriendo de la sala de audiencias, en Córdoba, luego de escuchar el veredicto. En el tramo final del juicio, Brenda dijo al alegar ante los jueces, que ella misma se había “jodido la vida” y que “nunca jamás” quiso “matar a alguien”. Durante el proceso, ella había denunciado que Sergio F. la trataba como un “objeto sexual” y que incluso la violaba, para obligarla a grabar videos sexuales.
En su pedido de condena, la fiscal Laura Battistelli mostró frente al jurado popular –integrado por cuatro hombres y cuatro mujeres—la tijera de podar utilizada en el caso y señaló que la imputada quiso cometer “un homicidio”. En su alegato, señaló que Brenda había admitido la agresión y que nunca se pudieron encontrar los videos cuya existencia ella había señalado. En el tramo final del juicio, los abogados defensores, Lucas de Olmos e Iván Sironi, habían pedido que el hecho fuera calificado como “lesiones gravísimas”, un delito cuya pena es de tres a diez años de cárcel. Mientras en la sala de audiencias se dirimía el caso, en la calle organizaciones feministas manifestaron en forma pacífica, para reclamar la libertad de Brenda por considerar que ella reaccionó frente a un abuso reiterado.
En el interior de la sala, familiares de la joven insultaron a los jueces y generaron algunos incidentes. El jurado popular encontró culpable a la imputada y el jurado técnico fue el que le aplicó la pena solicitada por la parte acusadora. Fuentes judiciales dijeron que en la historia penal argentina no hay antecedentes de una pena tan dura en un hecho calificado como “tentativa de homicidio”. El monto de la pena fue determinado por dos jurados técnicos, especialistas en derecho penal, luego de que los ocho jurados populares declararan culpable a la imputada.
Con posterioridad el Tribunal II de la Cámara del Crimen, integrada por los jueces Ítalo Vitozzi, Mónica Traballini y Mario Centeno, confirmó la sentencia. “Fue llamativo la unanimidad del fallo, porque todos los jurados y los juristas estuvieron de acuerdo”, señaló la fiscal.
Brenda Barattini, en sus palabras finales ante los jueces, admitió haber cortado los genitales de “SAF”. La acusada dijo estar “muy arrepentida de lo que hice” y que ahora pretendía seguir con su “vida normal", en caso de ser absuelta. En dos oportunidades le pidió a los jueces "que se haga justicia" y reiteró que ella "jamás” quiso “matar a nadie, jamás". La mujer estuvo 48 horas sin dormir por la expectativa del fallo. No pudo conciliar el sueño en la celda que ocupa en la cárcel de Bouwer, en Córdoba. La arquitecta de 28 años está detenida desde noviembre de 2017. Desde el lunes por la noche, las guardias de la prisión de mujeres la vieron “deambular por la celda como si fuera sonámbula”, según comentaron sus familiares.
Durante la lectura del fallo, Brenda no estaba esposada, como en otros momentos de la audiencia. Esto se debió a que ya no había ni testigos y tampoco se encontraba Sergio F. Además de la condena, la abogada de la querella, Carolina Testa, solicitó un resarcimiento civil de algo más de dos millones de pesos, para compensar los gastos de curación, lucro cesante y daño moral.
Para la fiscal el delito que debía tenerse en cuenta era el de “homicidio”, sobre la argumentación de que la magnitud del hecho “no lo rige el resultado, la intención debe surgir de la prueba, no del resultado. Ella dijo ‘ah no, como no se murió mi intención fue lastimarlo'. El elemento que utilizó, la tijera de podar, causa la muerte”, o mejor dicho, podría haberla causado.
La fiscal agregó que con posterioridad al ataque, la imputada “no solo no hizo nada para ayudarlo sino que siguió colocándolo en situación de vulnerabilidad para que nadie lo ayudara, al gritar que era un violador”. Battistelli consideró que “ella quería que se desangrara y que se muriera”. El momento más fuerte del alegato de la fiscal fue cuando se puso guantes de látex y levantó la tijera de podar, hasta situarla a la altura de la cara de Brenda, sentada en el banquillo de los acusados. “Dice que con esto lo quiso lastimar. Esto es razonable para causar una lesión? Si lo digo se me reirían todos”. La titular del Ministerio Público sostuvo que fue "un caso de violencia de género invertido".