Este mediodía, Miryam Bogado fue notificada por el juez Carlos Giménez, del juzgado 7 de Posadas, que había sido excarcelada, para continuar en libertad el proceso que se le sigue por homicidio agravado por el vínculo de su beba Estefanía. Tal como informó Página/12 MB llevaba presa 237 días en la Alcaidía de Mujeres de Posadas .

La adolescente, de 19 años, había sido detenida el 2 de febrero sin pruebas que la incriminaran directamente y notificada de los cargos que se le imputaban sin la presencia de un intérprete bilingüe versado en leyes. Al morir, la beba pesaba 100 gramos menos que al nacer, después de 4 meses durante los que el sistema de salud de Misiones no resolvió ninguna de las necesidades de supervivencia de la beba, en pocas palabras, la abandonó en brazos de dos adolescentes en situación de extrema vulnerabilidad, para luego responsabilizarla por el abandono.

Sonriente, acompañada por su abogada Roxana Rivas y por el grupo de militantes de la Mesa por la Absolución de Miryam Bogado, la joven se retiró del juzgado. Poco después fue trasladada por Rivas al pueblo de su familia, la comunidad mbya Kokuere í, internada en la selva misionera del departamento de San Ignacio.

MB es madre de un niño de 4 años y en septiembre había dado a luz a Estefanía, que nació en forma prematura y durante un parto atendido en el hospital de San Ignacio, con dificultades, lo que le provocó un paro cardiorrespiratorio, y el traslado de emergencia en una ambulancia hasta Posadas, donde, según la historia clínica entró "sin vida". Lograron resucitarla pero quedó con graves secuelas neurológicas y la total ausencia del reflejo de succión lo que obligó a que permaneciera internada durante un mes y medio y a alimentarla por sonda. Luego de ese tiempo, el sistema de salud consideró que los padres podrían arreglarse por sí solos (supuestamente les habían enseñado a colocar la sonda para alimentarla), y los despachó a la comunidad, es decir, a la selva. Como dato, la beba, al morir, con 4 meses, pesaba 760 gramos menos que cuando le dieron el alta y 100 gramos menos que al nacer.

La comunidad Kuokuere í está ubicada muy cerca del Paraná, dentro de lo que es el departamento de San Ignacio. Se encuentra en territorios que pertenecen a una empresa, como la mayor parte de las comunidades guaraníes en Misiones. "Está hace más de 40 años en esas tierras -confió a este diario uno de los auxiliares indígenas que trabajan en las comunidades como nexo con el estado provincial-, pero no cuenta con el título de propiedad".

El festejo de las integrantes de la Mesa por la Absolución de Miryam Bogado, junto a MB.

Kokuere í está integrado por más de diez familias que subsisten en base al Estado, con el agregado de pequeñas actividades de agricultura doméstica y manufacturas que venden fuera de las ruinas de San Ignacio. Precisamente, a fines de agosto, las comunidades guaraníes de San Ignacio realizaron una marcha hasta las ruinas, a las que consideran propias, pero a las que no tienen acceso para la venta de manufacturas.

"Tienen que venderlas afuera, por eso hicieron la marcha -explicó el auxiliar que prefirió reservar su nombre-. Piden visibilidad en las políticas públicas del turismo que tengan que ver con las ruinas."

La dependencia económica (supervivencia por el Estado), la falta de dominio catastral sobre sus tierras, arrinconados por la permanente reducción de sus territorios, desvinculados a la fuerza de sus creencias fuertemente ligadas a la selva, la intervención penal del Estado cierra el círculo de fatalidad sobre las comunidades.

"Había programas de salud de la Nación en el gobierno anterior que sostenían la actividad de los auxiliares sanitarios preparados en prevención de la salud, que son integrantes de las comunidades con conocimientos, que permitían trazar puentes culturales entre el sistema tradicional y el del estado. Pero el gobierno nacional actual dejó de lado todos esos programas, los desarmó y les sacó prespuesto. Las provincias se tuvieron que hacer cargo pero eso generó enormes desfasajes."

-¿Es habitual que manden a los padres con una beba para que la alimenten por sonda en una comunidad en la selva, como pasó con Miryam Bogado? -preguntó Página|12.

-No, eso está mal. Todo proceso requiere de una práctica con los auxiliares, pero ni los propios auxiliares sanitarios están en condiciones de enseñar esas prácticas porque las desconocen. Esto pasó y pasa porque falta tender muchos puentes interculturales, porque los médicos del hospital que vienen a las comunidades no entienden como se piensa, el sistema de salud tradicional de las comunidades es diferente al del sistema provincial. Lo que falta es trabajar mucho en tender esos puentes. Y es justo lo que sacó esta administración nacional.