Canciones despojadas, rítmicas, juegos con el cuerpo, con los sonidos de las palabras. Sencillas pero no simples, capaces de conectar con otros estímulos plásticos, sensoriales. Por allí van las canciones de Pim Pau, un grupo que en muy pocos años de trayecto, ha logrado un camino tan fértil como reconocido dentro de la música para chicos. Ya tienen un segundo disco para presentar: Corazón de crianza, en el que participan como invitados Kevin Johansen, el grupo brasileño Triii y la colombiana Hitayosara Ojeda. Como en el anterior, y en lo que también es una marca del grupo, lo audiovisual juega un papel importante, con la misma marca de sencillez y calidad. Lo presentan el domingo en el Konex, con otros invitados que grabaron en el disco anterior, Recreo: los cubanos del Dúo Karma. Y luego siguen de viaje con más presentaciones por Chaco, Santa Fe, Uruguay, Brasil y Colombia.

Corazón de crianza es ese tambor vivo, ese compás biológico, este tiempo anímico que habitamos cuando jugamos, el tiempo donde el corazón acelera y la vida pulsa”, definen Lucho Milocco, Eva Harvez y Cássio Carvalho, brasileño argentinizado, el proyecto y el nuevo disco. Allí le cantan a la primavera, a las escuelas rurales, saludan en 16 idiomas (en “Arigató”). Juegan con los sonidos de una cuerda de tambores vocales en “Toca el tambor”, interpretan un "Samba Lelé" con bloques de encastre y bolos de juguete. Reversionan a María Elena Walsh en “Adivina adivinador”, sumando al huayno samba reggae.

Además de lo musical, el proyecto tiene base fuerte en la educación, y sus integrantes, de hecho, se reivindican como docentes (maestros de nivel inicial y primario, con trabajos en arte y música en escuelas de Brasil y de Argentina), y además como integrantes de familias docentes. Por eso parten de una "mirada docente", aseguran, en la que el cuerpo y los vínculos son protagonistas. También de una integración de los lenguajes artísticos, como la que se da naturalmente en los niños pequeños, antes de que las disciplinas se encasillen. 

“Ese rol docente te lleva inevitablemente a inspirarte en tu propia niñez. A pararte en el lenguaje atravesado por el juego, a pensar en una integralidad artística donde lo musical, lo plástico, lo corporal, el juego, se vinculan y se integran”, ubica Carvalho. "Por eso una canción puede nacer de una propuesta de movimiento, de una idea de dibujo, de tantos lugares. Quiero decir, no hay solo un hilo conductor de letra melodía, no es así como pensamos las canciones", explica el músico. El nombre del grupo, sin ir más lejos, no quiere decir nada y quiere decir mucho, se abre a otras interpretaciones, a la idea de cómo suenan las cosas. 

"Entender que ese sonido está en las cosas y que todo puede ser música, que una canción puede aparecer al percutir una olla, una mesita, un juguete, nos fascina", apunta el músico. Y cuenta cómo nació para este disco una versión de "Samba Lelé",  totalmente tocada con bloques y bolos de plástico, a los que sumaron arreglos vocales. "Un fin de semana estábamos reunidos y estaba mi sobrino, que en esa época tenía dos años. Lo vimos jugar con esos objetos y nos dimos cuenta de que estaba probando sonidos, era un juego que hacía. Ahí mismo, con el celular, grabamos cositas para una base solo con ese sonido. Ese momento, tan pequeño, terminó también registrado en el video. Tiene todo que ver con nuestra mirada de rescatar lo sencillo de la aproximación. La sencillez de una semilla que lleva a la complejidad del árbol".

Aunque ya no están en las aulas por el intenso trabajo que está teniendo el grupo, los interantes de Pim Pau volcaron esa pasión docente a los encuentros de formación pedagógica que llevan adelante, con otros docentes. “De hecho hay cosas de Corazón de crianza que nacen en los encuentros con maestros. Es que uno nunca deja de ser docente, es una mirada que te atraviesa, es una forma de pararse en el mundo", definen. 

Con esto también queremos trabajar en la desmitificación del arte y la música. Tras tantos años de este proceso de separar disciplinas y alejar lo artístico de lo cotidiano, muchos empiezan a pensar que no saben cantar, o que la música es algo alejado y ajeno, algo reservado para otros", sigue Carvalho. "Pero basta verse en la situación de acunar a un bebé, para que surja ese lenguaje que es humano. Nadie dice: no, no puedo acunar porque no sé cantar. Aparece. Por eso Corazón de crianza es también esa crianza que uno lleva adentro, que no se pierde, y que surge con su propio pulso". 

* Pim Pau presenta Corazón de crianza el domingo 29 de septiembre a las 15, en Ciudad Cultural Konex, Sarmiento 3131. Entradas desde $350.