"Las desapariciones forzadas persisten en el mundo, en muchos casos con metodologías bastante similares a las que conocimos en América Latina en los '70", declaró Luciano Hazan, el flamante presidente-relator del Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas e Involuntarias de las Naciones Unidas. Hazan, un argentino que trabajó durante 10 años como abogado de Abuelas de Plaza de Mayo y que actualmente coordina Programa Contra la Violencia Institucional de la Defensoría General de la Nación, fue seleccionado como presidente de uno de las instituciones internacionales más antiguas y prestigiosas que se encargan de vigilar los casos de desapariciones forzadas.
-En Argentina asociamos las desapariciones forzadas a lo que fue el terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar, ¿qué modalidades adoptan en la actualidad?
-Sigue habiendo desapariciones forzadas en muchos lugares del mundo. Están en crecimiento, incluso. Varios países, como Egipto o Paquistán, están aplicando Leyes Antiterroristas en base a las cuales están desapareciendo muchas personas, disidentes políticos en su mayoría. Bajo estas leyes, se están deteniendo decenas de personas y alojándolas en lugares desconocidos sin brindar información a sus familias.
-¿Es similar a lo que sucedió en Argentina hace cuatro décadas?
-Efectivamente, estas desapariciones son similares a las que ocurrían en el Cono Sur en los '70. Se persigue a la disidencia política en base a discursos antiterroristas que implican, en muchos casos, la aplicación de torturas. Lamentablemente, aún hoy persisten las metodologías que conocimos en América Latina en aquella época. Han existido, también, casos de desapariciones trasnacionales, parecidas a lo que fue el caso de Plan Cóndor en el Cono Sur. En China, por ejemplo, se han secuestrado personas pertenecientes a minorías que se encontraban en otros país. Hay, sin embargo, otras modalidades, como las desapariciones forzadas vinculadas a conflictos armados.
-¿Cuáles son las funciones del Grupo de Trabajo que va a presidir?
-El Grupo de Trabajo tiene, primero que nada, un mandato humanitario. Eso significa que funciona como un canal de comunicación entre las familias de los desaparecidos y los Estados. En casos en los que hay desapariciones forzadas masivas, como sucedió acá durante la dictadura y como ocurre en muchos países en la actualidad, las familias no tienen cómo reclamar, ya sea por temor o porque las autoridades estatales no las escuchan. Este mecanismo, que fue creado en 1980 en virtud de las ejecuciones extrajudiciales realizadas en Chile y Argentina, está para que los Estados busquen a sus desaparecidos.
-En un contexto regional e internacional regresivo en materia de derechos, ¿cómo observa que la comunidad internacional responde a los casos de desapariciones forzadas que ocurren en el mundo?
-Desde el Grupo de Trabajo lanzamos un comunicado en el que le llamamos la atención a la comunidad internacional por no estar prestando la suficiente atención al tema de las desapariciones forzadas. En especial porque muchos países las están utilizando como método para responder oposiciones políticas internas. Pero si bien el contexto es regresivo, han habido avances en varios países. México, por ejemplo, es un país que continúa teniendo numerosas desapariciones, pero que, sin embargo, sancionó una Ley General sobre Desapariciones Forzadas muy completa y que representa muy buenas noticias.
-¿Qué mirada hay de la Argentina en las instituciones internacionales que trabajan estos temas?
- Argentina tiene un gran prestigio a nivel internacional en la materia. No hay casos comparables, sobre todo en términos de respuesta Judicial. Es un referente a nivel mundial, cuando en el ámbito de Naciones Unidas se habla de "desapariciones forzadas" se piensa en Argentina. Primero por su triste historia, pero más que nada por la respuesta que ha sabido darle a la problemática.
Entrevista: María Cafferata