Para cualquier habitante del suelo argentino resultará cuanto menos curioso el hecho de que el tema más conocido de la discografía de Sandro, haya sido originalmente el lado B de un simple. “No me salvo nunca de esa”, supo decirle Sandro a Julio Márbiz en 1987, conversando acerca de su gran éxito: “Rosa, Rosa”. En el libro de Alonso, Silvio Soldán, autor de la letra de la cara A de aquel simple (“Cuando existe tanto amor”), da por sentado que su canción ocupó el lado B, cuando en realidad fue al revés. Alonso cuenta la historia completa de la canción, la analiza con rigurosidad y la pone en contexto, no dejándose llevar por las palabras del propio Sandro que aseguraba que “Rosa Rosa” era “la comparación entre la mujer y la flor”. “En rigor, las analogías botánicas no son parte de la letra”, escribe Alonso. “Ya por entonces, las rosas eran un elemento recurrente en sus letras: pensemos en –claro– ‘Lluvia de rosas’, ‘Como lo hice yo’ (“tendrás quien te lleve las rosas”), ‘Así’ (‘como una rosa deshecha por el viento’, o ‘Tengo’ (‘poemas, amor y rosas’)”. Luego, a través del testimonio de Jorge López Ruiz, devela la identidad de la mujer que encarna a la flor más notable del vasto jardín de Sandro. “Hay muchas mujeres que se arrogan la cosa de que Rosa fueron ellas”, explica el destacado arreglador de Sandro y muchos otros. “Rosa Diaz era la mujer que trabajaba en mi casa, es la madre postiza de mi hija y sigue siendo como de la familia. A él se le ocurrió porque venía a comer y entraba cantando ‘Rosa, Rosa, que me preparaste’. Esas boludeces. Y le sugerí: ‘escribí un tema, boludo’. Porque además Sandro siempre fue fanático de la cocina, cocinaba de puta madre, pero aprendió muchas cosas con Rosa, más allá de lo que aprendió después de cocinas más exquisitas”.