A pesar del calor y la desazón porque Cristina Fernández de Kirchner no podía estar, una multitud se dio cita en el lugar y a la hora indicada para acompañar a Alberto.
A las cinco de la tarde, las inmediaciones del estadio eran un hormiguero, ya se corría la voz de que Alberto Fernández arribaría pasadas las 18, por lo que la gente demoraba el ingreso para refrescarse y aprovechar alguna sombra en la tarde agobiante.
Casi la totalidad de los funcionarios y candidatos de la provincia habían ingresado temprano para ocupar un espacio expectante en las primeras filas. Otros, esperaban en el aeropuerto la llegada del candidato.
Banderas de todos los colores flameaban en las calles, las de la militancia de siempre, pero también la de muchos gremios, de sectores de los pueblos originarios y de pequeños productores, pero sobre todo mucha gente de a pié.
Gente suelta, universitarios, investigadores, trabajadores de distintos sectores que se acercaron a “manifestar que se termina la tristeza”, “que volvemos a creer en lo nuestro, en la educación, en los investigadores”, decían mientras ingresaban ordenadamente al estadio.
Todos los consultados por Salta/12 se lamentaban porque la ex presidenta no pudo estar, a la vez que coincidían en que si era ella la que venía “esto explotaba”.
Carteles hechos a mano con frases como la que luego leería el candidato “Basta de desmontes”, o “Fuerza Cristina”, “Volvió la primavera”, “Fuera FMI”, “Con Fernández Fernández vuelve la alegría”, dominaban la escena. Otros decían, como en un recital, “Córdoba”, “Santiago del Estero”, “Tucumán”, “Jujuy”.
Adentro del estadio Polideportido Delmi, la temperatura se hacía sentir aún más, sin embargo, los bombos y los cantos no paraban de sonar, se escuchaba de fondo la música de Los Redonditos de Ricota y Fito Páez con “Mariposa technicolor”, y cada tanto todo el estadio coreaba “Vamos a volver”.
A la derecha del escenario se ubicaron los partidarios del actual vice gobernador y pre candidato a la gobernación, Miguel Isa. Mientras que los seguidores de Sergio Leavy ocuparon el resto de las tribunas. Evidenciando la interna que se dirimirá en las PASO provinciales del 6 de octubre.
Cuando entró Fernández al escenario junto a Leavy y el gobernador tucumano Juan Manzur, después de tanta espera, el estadio explotó. El candidato a presidente intentó cuatro veces arrancar con su discurso, pero el público enfervorizado no paraba con los gritos y los cánticos.
Tuvo que ser el propio Alberto el que pida un poco de silencio "porque tengo la voz al límite, esta mañana estuve en Quilmes", se justificó.
Fueron unos 20 minutos lo que le llevó a Fernández agradecer a los salteños, contar sus propuestas y embestir contra el modelo macrista. En ese lapso en varias oportunidades fue interrumpido con aplausos, especialmente cuando AF se refirió al hambre y el desempleo y se comprometió a revertirlos. También cada vez que se nombraba a Cristina retumbaban las palmas por varios segundos.
Al final, la cumbia que salía de los parlantes inundó el Delmi, Alberto desde arriba del escenario se agachó para saludar a la primera fila y tomarse algunas selfies con celulares que le iban pasando.
A los pocos minutos ya partía a tomar nuevamente el avión que lo llevaba a Buenos Aires, para seguir con la agenda que debió modificar para este imprevisto acto. La gente también salió presurosa del estadio, a pesar de ya ser de noche y haber bajado la temperatura, el calor todavía se hacía sentir adentro del estadio.
En el aire quedó flotando la promesa de la visita de Cristina Fernández a Salta, "y ojalá que pueda venir con Florencia, a disfrutar de la belleza de la provincia", dijo Leavy. Pero igualmente las 8 mil personas salieron con la satisfacción de haber escuchado a Alberto, el otro Fernández de la fórmula, y el que en un mes tiene muchas posibilidades de ser el nuevo presidente argentino.