Para la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, Holanda es “un narcoestado” --lo que le valió un problema diplomático a su gobierno-- y el secuestro “récord” de 184.791 kilos de marihuana durante 2018 representa poco menos que el triunfo final contra el narcotráfico. Para la funcionaria nacional, la marihuana sigue siendo el objetivo central de su “guerra contra el narcotráfico”. Lo extraño es que no es tan dura cuando le señalan que es la policía el principal problema en algunos lugares del país, o es moderada en la crítica si el acusado de narco es un intendente de Cambiemos.

El fiscal santafecino Walter Rodríguez denunció que “es alarmante” el nivel de “corrupción institucional" en las fuerzas federales que operan en Santa Fe. Hace más de dos años, en mayo de 2017, le había planteado la situación a la ministra Bullrich, pero ella nunca le respondió, según informó el fiscal a Rosario/12. En junio de 2018, cuando fue procesado el intendente de Paraná, Sergio Varisco, ahora sometido a juicio oral por su presunta vinculación con una banda narco, la ministra sólo dijo “que actúe la justicia”. En 2017, en uno de los primeros “grandes operativos” contra los narcos, Bullrich calificó de “peligrosa banda” a la que supuestamente integraban dos ciudadanos bolivianos que transportaban marihuana en un rastrojero, un noble vehículo utilitario prácticamente en desuso por razones de antigüedad.

Desde que asumió el cargo, la ministra de Seguridad viene publicitando una serie interminable de “exitosos” operativos que llevan a pensar que los narcos están en retirada en la Argentina. Un informe oficial dijo que entre 2015 y 2018 se incrementaron en un 99,8 por ciento los operativos antidrogas, casi siempre marihuana, y aumentaron un 147 por ciento el número de las detenciones. Las cifras de detenidos impresiona: 64.093 personas. No se dio información sobre los cargos, sobre la situación procesal y se desconoce si siguen presos.

El 16 de abril de 2016, Bullrich posteó en Facebook un mensaje que decía: “Un operativo exitoso esta madrugada”. Según la ministra, los detenidos eran “otros dos narcotraficantes que tenían encima 25 dosis listas de marihuana para la venta”. En suma, para Bullrich, tener 25 porros convierte a alguien en un peligroso narcotraficante. Diez días antes, 500 policías entraron a la Villa 31 de Retiro y realizaron 42 allanamientos en los que secuestraron 30 kilos de marihuana. La ocupación se realizó siguiendo ejemplos de Colombia y México, donde se vive una situación mucho más grave en materia de narcotráfico. Los vecinos de la Villa 31 denunciaron que los operativos fueron “humillantes” por la forma en que fueron tratados.

 

La política oficial estuvo dirigida a los “perejiles” de la droga, en los que se gastan 40 millones de dólares anuales en causas judiciales. Pero para Bullrich todo es “exitoso”, incluso el llamado operativo “Kambo”, en el cual la prueba del delito fue –según la ministra—“un sapo” que en realidad es una rana, utilizado para “rituales” alucinógenos. En el lugar había un ejemplar de la revista THC, de cultura cannabica, que fue mostrada también como si fuera una prueba. Los responsables de la publicación aclararon que la rana Kambo es utilizada desde hace siglos por tribus del Amazonas “para purgar el cuerpo y limpiarlo de toxinas”.