El ex canciller conservador Sebastian Kurz ganó este domingo las elecciones legislativas de Austria, lo que podría permitirle recuperar su cargo tras al escándalo que salpicó a sus ex socios de gobierno. El Partido Popular Austriaco (ÖVP) alcanzaría el 37,1 por ciento de los votos de acuerdo a los últimos sondeos de la cadena pública ORF. El gran perdedor de la jornada es el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), su anterior aliado, que llegaría apenas al 16,1 por ciento de los votos. Para quedarse con la cancillería, Kurz deberá formar nuevamente un Gobierno de coalición.

Kurz, de 33 años, que en los comicios de octubre de 2017 se convirtió en el canciller más joven en la historia del país, deberá ahora pactar una alianza de Gobierno, frente a un panorama político muy complejo e incierto. "En mayo fuimos destituidos y el pueblo nos volvió a elegir ahora", dijo Kurz tras conocerse los resultados de los primeros sondeos. El lider conservador aseguró que no tenía palabras y se sentía impresionado porque el resultado fue mejor de lo que esperaba, pese a que todas las encuestas vaticinaban una victoria de su espacio.

La segunda formación más votada fue el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), que habría logrado el 22 por ciento, su peor resultado histórico en elecciones federales. Aunque sin duda el gran perdedor de la jornada fue el ultraderechista FPÖ, que alcanzaría el 16,1 por ciento de los votos, un gran retroceso respecto a los comicios de 2017, en los que consiguió el 26 por ciento. Con esa cifra, los ultraderechistas habían logrado pactar con Kurz, con quien gobernaron desde diciembre del 2017 hasta mayo pasado.

Los 17 meses de Kurz como canciller estuvieron plagados de escándalos. Todos los meses surgía un nuevo comentario xenófobo o racista que dejaba al descubierto la cercanía de miembros del FPÖ con grupos neonazis. Kurz intentó siempre poner paños fríos a la situación, refugiándose en la necesidad de proteger la estabilidad de la coalición. Hasta que en mayo de este año se filtró una cámara oculta realizada dos años atrás, en la que se podía ver al entonces jefe del FPÖ y vicecanciller, Heinz-Christian Strache, ofreciendo favores políticos a una supuesta empresaria rusa a cambio de dinero. Strache, que está siendo investigado por desfalco, renunció a su cargo, y con él cayó el Ejecutivo de coalición.

El sustituto de Strache al frente del partido, Norbert Hofer, reconoció hoy que el resultado era peor del esperado. "Nos estamos preparando para la oposición", aseguró. En principio, los números parlamentarios le permitirían a Kurz repetir el experimento con los ultraderechistas. Pero con el FPÖ pendiente de si Strache es detenido, Kurz puede decidir no volver a arriesgar con un socio siempre problemático, y buscar otras opciones.

Además de Kurz y su ÖVP, la otra fuerza que tiene motivos para festejar es el Partido Verde, que había quedado fuera del Parlamento en 2017, al no superar el requisito mínimo electoral del 4 por ciento, y que ahora vuelve al Congreso. Liderados por Werner Kogler, los ecologistas habrían recibido el 14,2 por ciento de los votos, Impulsados por la creciente preocupación social sobre la crisis climática.

En caso de intentar pactar con ellos, Kurz tendría que parar con las duras políticas contra la inmigración que copió del FPÖ y que explicaron, en gran parte, su victoria de hace dos años. También debería asumir políticas climáticas, como aplicar tasas a los combustibles fósiles, difíciles de aceptar para el votante conservador. Werner Kogler, el líder de Los Verdes, se mostró escéptico sobre un posible acuerdo con el ÖVP y opinó que Kurz priorizará pactar de nuevo con la ultraderecha.

En esta convocatoria estaban llamados a las urnas 6,39 millones de electores, pero un 16,7 por ciento de esos electores solicitó votar por correo, por lo cual el escrutinio se prolongará y pueden darse algunas mínimas variaciones.