No sobra aclarar que el afamado sexting, acrónimo de sex y texting, refiere a la ascendente costumbre entre jóvenes y adultos de enviar mensajes o fotos sexualmente explícitas vía celular. Traducible –mezclando sexo y texto o textear– como “sexteo” o “sextear”, su práctica tan extendida ha hecho que suficientes medios le dediquen suficientes notas, donde además de recomendar echar mano a juegos que activen la imaginación y el compañerismo, dan como máxima primera: “Sé tú mismo y no te desvistas antes de tiempo”. Ser uno mismo, empero, pareciera ser tarea de contorsionista, a juzgar por algunas de las imágenes (re)creadas por Evan Baden, fotógrafo norteamericano –pero nacido en Arabia Saudita– que dedica serie completita a desnudar el backstage de este controvertido modo de comunicarse. “Cada imagen de Technically Intimate tiene su origen en el mundo real. Encuentro fotografías online que han sido publicadas, muy probablemente sin el conocimiento de quien se las tomó, y busco modelos dispuestos a reconstruir esas poses. Mis obras, sin embargo, no son mera copia, duplicación, sino una reinterpretación del momento en que la imagen hallada fue originalmente gatillada”, clarifica el artista sobre el modus aplicado. Y no sin un dejo de cinismo, subraya la falta de creatividad en el ejercicio del sexting: “Por lo general, parecen cuerpos intercambiables planteados de manera intercambiable, aunque los cuartos donde posan sí sean totalmente únicos y digan más acerca de las personas que las personas mismas”.