"Un refugio" contestó uno de los chicos de la Tablada cuando le preguntaron qué significaba para él la biblioteca del barrio. El espacio fue construido por un grupo de estudiantes y docentes de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario a través de un Voluntariado de educación popular. A partir del interés de varios alumnos universitarios por la situación del barrio ubicado enfrente de la Siberia donde estudian todos los días, se inició un proceso de vinculación con el club vecinal El Porvenir. Los encuentros comenzaron en abril de 2013, mediante recorridos en la zona para conocer a los diferentes actores del barrio, canalizar sus demandas y generar actividades según las necesidades.

"Lo que nos atrajo fue estar tan cerca, ver el barrio desde la Facultad y pensar que muchos de los chicos que vivían ahí no iban a poder pertenecer a un espacio universitario", contó Leandro. Fue así como empezaron a dar Talleres de apoyo escolar, literatura y arte a aproximadamente 30 niños de entre 3 y 16 años. En un principio sólo contaban con un tablón para llevar a cabo esta tarea, de ahí surgió el nombre del Voluntariado: El Tablón.

Cuando advirtieron que la falta de un lugar físico dificultaba el desarrollo de este espacio, los estudiantes colaboraron con la situación jurídica del club y lograron constituir una comisión directiva que planteó la necesidad de reabrir la biblioteca. Durante el año 2015 se inició la reconstrucción edilicia, recolección y clasificación de libros, sin abandonar la contención del apoyo escolar.

"Dado que históricamente el club era de bochas y sólo asistían adultos, costó un poco que se acostumbraran a la presencia de los chicos, pero con el tiempo se fue logrando la convivencia y ambos respetan los espacios del otro", afirman los jóvenes.

El objetivo de estos talleres es brindar una herramienta a los niños por fuera de los espacios curriculares de las instituciones formales de educación, pero a la vez como complemento de los mismos. "Este sistema de tutorías y seguimiento intenta facilitar la incorporación de los bienes simbólicos como así también la internalización de hábitos de lectura a través de juegos y espacios de recreación", explican los mentores del proyecto.

La actividad fue concebida como un dispositivo de trabajo en grupos dando lugar a la integración pedagógica de teoría y práctica. El protagonismo de los niños, el diálogo de saberes y la producción colectiva de aprendizajes, apuntaron a lograr una transformación en los participantes.

"Nuestra principal expectativa es mejorar la capacidad de lectura de los niños, estimada en el nivel de asimilación no solo de la lectura como técnica de construcción del saber sino como recurso autónomo para fines literarios y artísticos", sostienen los estudiantes.

Luego, se fueron incorporando prácticas deportivas, fútbol, vóley y basquet así como también actividades de cierre que incluyeron expresión corporal, títeres, reciclaje y siembra de semillas. Asimismo se organizaron festejos especiales en determinadas fechas como el día del niño, por ejemplo, en los que se invitó a participar a las familias y se exhibió el trabajo realizado. 

"Un día la propuesta fue hacer un reconocimiento del territorio sobre el parque del barrio para saber qué espacios los niños consideraban seguros o inseguros, cuáles les generaban alegrías o descontento. Al finalizar, le pregunté a uno de ellos qué le significaba la biblioteca y me dijo 'un refugio'", cuenta Carla, quien allí tomó dimensión de lo que habían generado en estos cuatro años.

"Nosotros venimos a aprender con ellos. Nos enseñan todos los días a tolerar, a tener paciencia, a convivir pacíficamente", reflexiona Juanchi y rescata los valores y códigos con los que se manejan los chicos, con un fuerte sentido de pertenencia a la comunidad y un cuidado tanto entre ellos como hacia "los profes".

La perspectiva de este proyecto de Extensión Universitaria reconoce a la educación popular en tres dimensiones: una política basada en la crítica a la neutralidad de los procesos educativos, una pedagógica como forma de concientización y liberación y una tercera ético‑metodológica donde lo relevante se encuentra en la trasformación de las relaciones sociales. En este marco conciben su labor los treinta voluntarios, en gran medida estudiantes de Ciencia Política pero también de Medicina y Derecho.

Para poder mejorar el día a día del trabajo con los niños, el voluntariado recibe donaciones de mobiliario (armario, mesas, sillas, ventiladores), útiles escolares (cuadernos, lápices de colores, pinturas, hojas, cartulinas) y elementos de limpieza. Para coordinar su retiro comunicarse a los siguientes teléfonos: (0341) 156657432 y (0341) 155074423.

*Integrante de la Dirección de la Comunicación de la Ciencia de la UNR.