El salto en los niveles de pobreza, que alcanzó el 35,4 por ciento, se debe al aumento de la desocupación y a la caída en el salario real de los trabajadores por la inflación. En algunos casos se trata de personas de clase media que caen en la pobreza por primera vez desde 2001, advierten desde la Universidad Católica Argentina (UCA). El dato no toma en cuenta la última devaluación y la disparada inflacionaria post elecciones primarias. Por esa razón, todos los especialistas aseguran que seguirá empeorando hacia fin de año, y se espera que en el segundo semestre de 2019 se acerque al 40 por ciento, más de 10 puntos porcentuales más que en el mismo período de 2015, lo que significa más de 5 millones generados con las políticas de Cambiemos. Así se desprende de proyecciones que brindaron especialistas a PáginaI12. Desde el Frente de Todos preparan cuatro medidas para evitar que la cifra siga en aumento en 2020.
En Argentina, quienes no tienen ingresos para acceder a la Canasta Básica Total (alimentos y servicios) son considerados pobres. La pobreza registró un aumento por la desmejora en los niveles de ingresos: los estratos de ingresos bajos, que abarcan al 40 por ciento de la población, tuvieron ingresos promedios mensuales de 8.099 pesos en el segundo trimestre de 2019, contra los 6.238 pesos del mismo período de 2018. Esto significa una suba del 29,8 por ciento, pero con una inflación del 55,6 por ciento, la pérdida en términos reales fue del 16,6 por ciento, según la consultora Elypsis.
Además, en la suba de la pobreza influye el aumento del desempleo, que en el segundo trimestre subió un punto y alcanzó el 10,6 por ciento. “Las políticas públicas desmejoraron las protecciones laborales: hoy no hay ni Ministerio de Trabajo, el Estado funciona como una ambulancia para la emergencia social”, dijo a este diario Roxana Mazzola, politóloga especialista en políticas sociales. Además, destacó el impacto que tiene el aumento de la desigualdad social, que empeoró en el segundo trimestre, y pasó de 18 a 20 veces la brecha de ingresos familiares entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, aseguró en una entrevista radial que “5 o 6 puntos de nuevos pobres son clase media que sufrió la caída en la pobreza por primera vez después de 2001”. Atribuyó las causas del aumento de la pobreza a la inflación, pero sobre todo al estancamiento en la actividad económica: “Las pymes ven paralizada su actividad, no dan aumentos, ponen en negro a los trabajadores o incluso tienen que cerrar. Para salir de esta situación hay que mover al mercado interno”, agregó.
El aumento de la pobreza en la clase media se debe también a que pagan en forma privada el acceso a la salud y a la educación, dos segmentos que registraron fuertes alzas, sobre todo las prepagas, explicó Mazzola. Los tarifazos de servicios públicos también empujan el índice hacia arriba. En el caso de los estratos bajos, Mazzola destacó que el desempleo hace que las familias dependan solamente de las prestaciones sociales. Y a su vez, esos montos se ven reducidos porque deben usarlo para pagar créditos, que se usaron para el pago de gasto corriente. Las tasas de interés de créditos en entidades no reguladas puede alcanzar el 5000 por ciento.
Ahora es peor
Diego Born, sociólogo especialista en indicadores sociales, dijo a este diario que la pobreza podría alcanzar el 40 por ciento en el semestre en curso. “Dependerá de qué pase con el tipo de cambio y con la inflación. Volveríamos a un nivel similar al de 2006”, indicó.
El doctor en sociología Daniel Schteingart recordó que en el segundo trimestre de 2015 la pobreza era del 27 por ciento, por lo que habría aumentado en 4 años unos 12 o 13 puntos porcentuales, es decir que habría 5 millones más de personas en situación vulnerable.
Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social, aseguró a PáginaI12 que en el Frente de Todos trabajan en cuatro medidas que aplicarán en caso de que Alberto Fernández gane las elecciones presidenciales de octubre: baja en el costo de la canasta básica de alimentos con herramientas como la ley de góndolas; créditos no bancarios con tasas del 3 por ciento para el desendeudamiento de las familias; fomento a sectores como la industria textil que impacten en el empleo de mujeres y jóvenes, y el impulso de la obra pública con mano de obra intensiva.
Sin embargo, estas medidas no implicarán la mejoría automática de los indicadores sociales: “El primer objetivo es parar el aumento de la pobreza. Es fácil tirar gente a la banquina, pero es difícil volver a sumarlos”, aseguró. La finalidad para el mediano plazo es “reconstruir la movilidad social ascendente”, y para eso considera que deberán aplicarse reformas estructurales en el mercado de trabajo.