La historia reciente -y la no tanto- del Superclásico es una de esas que se puede contar desde las estadísticas, con varios capítulos dedicados a curiosidades numéricas que sorprenden, al punto de que algunas de ellas podrían ser catalogadas bajo el rótulo de maldición. Aquí, un repaso por estas apostillas.

Anfitriones en exceso generosos

Si hay un patrón fácil de identificar a la hora de observar el registro de los últimos Superclásicos es el que indica que elenco dueño de casa no se lleva la victoria. La última vez que River o Boca ganaron en su cancha fue a mediados de 2015, cuando el Millonario se llevó la ida de los octavos de final de Libertadores por 1-0 con gol del uruguayo Carlos Sánchez.

De allí en más, fueron diez partidos los disputados en el Monumental o la Bombonera donde el local no pudo festejar, contabilizando cinco triunfos de la visita (tres de Boca y dos de River) y cinco empates. Vale aclarar que durante este margen temporal, River ganó dos finales -Supercopa Argentina 2018 y Libertadores 2018- pero lejos de Núñez, en Mendoza y Madrid, respectivamente.

Más de un siglo después

El primer mano a mano de eliminación directa entre River y Boca data de 1915, por la Copa Competencia. Aquel choque de primera ronda jugado en la vieja cancha del Xeneize en Wilde duró nada menos que 150 minutos (tiempo regular más cuatro tiempos suplementarios de 15 cada uno) y, aún así, no se pudo romper el empate 1-1 que tuvo festejos de Enrique Colla, por los locales, y, por la visita, de Cándido "El Tuerto" García, recordado mediocampista cabeceador quien, además de ser futbolista, trabajó mucho tiempo en la Casa de la Moneda.

El desempate se jugó una semana después en el viejo estadio de GEBA y, allí, River no dejó dudas: fue 4-2 con festejos de Arturo Chiappe, Heriberto Simmons, Alberto Penney y Roberto Fraga Petrao para el vencedor; y de Enrique Bertolini y Balbino Ochoa. La aventura millonaria en el certamen no duraría mucho más, ya que caería en semifinales con el extinguido Porteño, luego campeón.

Defensores, abstenerse

Si a los locales les cuesta concretar en los Superclásicos, qué decir de las encargados de evitar los festejos rivales. La última vez que un defensor marcó en un River-Boca fue hace 16 ediciones, en octubre de 2014. Y fue por duplicado. Por el Torneo Transición 2014, el encuentro disputado en Núñez finalizó 1-1 con festejos de Lisandro Magallán y de Germán Pezzella. De allí en más, ninguno de los 28 goles que se anotaron en los Superclásicos llevó la rúbrica de los de abajo.

Por goleada

Si Boca es el que lleva la delantera en el historial superclásico con 88 triunfos contra 82 (80 empates), la cuestión a la hora de los duelos de eliminación directa cambia radicalmente. Aquí, River es amo y señor de la afamada rivalidad, con 12 victorias contra 5 del Xeneize, entre competencias locales e internacionales. La racha más larga de festejos pertenece al club de Núñez, y por duplicado, ya que se quedó con los primeros 4 enfrentamientos (Copas Competencia de 1915 y 1918, desempate de Liga de 1937, Copa Escobar de 1942) y también con los últimos 4 (Sudamericana 2014, Libertadores 2015, Supercopa Argentina 2018 y Libertadores 2018).


Entre los otros clásicos del fútbol argentino, la diferencia entre River y Boca es la más grande en materia enfrentamientos mano a mano, donde sólo uno sigue en competencia. Los otros se definen en favor de Rosario Central (12 triunfos contra 7 de Newell's), Racing (6 a 3 a Independiente), San Lorenzo (4 a 3 a Huracán)  y Estudiantes de La Plata (2 a 1 a Gimnasia).