“Las ventas en febrero vienen peor que las de enero”, anticipa Pedro Brandi, presidente del Grupo Construya, entidad que reúne a las principales empresas productoras de materiales para la construcción. Los despachos de esos insumos en el segundo mes de 2017 terminarán por debajo del arranque del año, dato que se publicará oficialmente en los próximos días. El Gobierno asegura que la construcción será este año uno de los puntales para la vuelta al crecimiento económico. Sin embargo, por ahora, eso es más expectativa que realidad. “La demanda del sector privado sigue sin aparecer. Hay algunos nichos de negocios, sobre todo en lo que se llaman grandes obras, donde intervienen los desarrolladores inmobiliarios con edificios de más de diez pisos, pero el 80 por ciento del movimiento general en la construcción se explica por las obras medianas y pequeñas, las refacciones y reparaciones. Eso depende mucho del poder adquisitivo y del crédito. Si las paritarias no son buenas y no baja la tasa de interés, la recuperación será difícil”, explica Brandi, quien habla en representación de firmas líderes como Aluar, Loma Negra, Cerro Negro, Klaukol, Aqua System, Ferrum, Cefas y FV, entre otras. Enero registró una caída del índice Construya, que mide las ventas de esas empresas de cemento portland, cal, aceros largos, aluminio, ladrillos, pisos y revestimientos cerámicos, adhesivos y pastinas, pinturas, sanitarios, grifería y caños de conducción de agua, del 6,9 por ciento contra igual mes de 2016 y del 9,1 desestacionalizado frente a diciembre. Con el declive de febrero ya serán trece meses consecutivos con números en rojo. El derrumbe fue tan intenso que hizo retroceder la producción de materiales cinco años, para llevarla al nivel de 2012. La situación del empleo formal en todo el ámbito de la construcción, pública y privada, marcó el año pasado un record histórico negativo: “El promedio mensual para todo 2016 fue de 371.249 puestos de trabajo registrados. Este volumen es un 10,3 por ciento inferior al verificado en 2015 (413.675) y constituye el menor registro de nuestra serie histórica, ubicándose un 3,4 por ciento por debajo del promedio del bienio 2009-2010”, puntualizó esta semana el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric). El mismo informe recuerda que la pesada herencia de 2015 había sido el encadenamiento de once meses ininterrumpidos con aumentos en las ventas de materiales de construcción. “En 2015 se alcanzó el punto máximo de despacho de materiales”, confirma Brandi. La ocupación, a su vez, repuntó 6,5 por ciento ese año, según el Ieric.
El hecho de que el empleo formal en la construcción haya caído en 2016 más de 10 por ciento, quedando 3,4 puntos por debajo del promedio de los malos 2009 y 2010, es lo que da esperanzas al Gobierno de poder exhibir en 2017 números positivos.
Como se dijo, los 371 mil puestos de 2016 son un piso histórico. En 2015 habían sido, redondeando, 413 mil; en 2014, 388 mil; en 2013, 396 mil; en 2012, 403 mil; en 2011, 421 mil; en 2010, 384 mil; en 2009, 384 mil, y en 2008, 422 mil. Es decir, para volver al peor momento del kirchnerismo (2009-2010) se deberán generar este año un promedio de 13 mil puestos mensuales en la construcción. La comparación de las cifras permite visualizar el grado de deterioro de 2016 y lo poco que tiene que activar el Gobierno para subir desde mínimos históricos. En términos políticos, a Cambiemos lo que le interesa es plantear que se revirtió la tendencia de caída y que volvió la expansión, aunque en la práctica sean números devaluados. Por ejemplo, si el año finalizara con 380 mil empleos de promedio mensual seguiría siendo un desastre, pero Mauricio Macri podría argumentar que lo peor ya pasó y que volvió el crecimiento.
Por ahora, al cierre de febrero, la recuperación sigue estando más en las expectativas empresarias y del Gobierno que en la realidad de la calle.
La gran apuesta oficial es la obra pública, que efectivamente empezó a revivir en junio del año pasado y fue subiendo hasta septiembre, cuando volvió a caer con fuerza en octubre y noviembre (últimos datos disponibles). La razón de este nuevo mazazo fue que la Casa Rosada eligió cumplir con la meta de déficit fiscal antes que continuar con los trabajos. Congeló partidas para infraestructura, aunque eso agravara la crisis de contratistas y trabajadores, lo cual describe bien sus prioridades de gestión. Pero los números de enero retomaron la senda de crecimiento. Los despachos de asfalto repuntaron 62 por ciento interanual, lo cual revela que la mayor actividad la están aportando las obras viales, cuyo arrastre en términos de empleo es acotado. La construcción de viviendas y demás obras de infraestructura, que son las que más empujan en cuanto a ocupación y encadenamientos productivos –por caso, las ventas de materiales para la construcción– siguen esperando que Rogelio Frigerio consiga poner en marcha la parte de su Ministerio encargada de esa tarea. En particular, el restablecimiento del Plan Procrear, que hasta 2015 prestaba para construcción, refacción y reparación de viviendas, a tasas subsidiadas, y con el actual Gobierno se transformó en un programa de préstamos hipotecarios para la compra de inmuebles nuevos o usados, ajustados por inflación. Ante el desplome en las operaciones, Frigerio prometió volver este año a la versión original del Procrear. Sin embargo, “por ahora el programa está prácticamente desaparecido”, señala Brandi, del Grupo Construya, donde se concentran las empresas que más dependen de esas construcciones.
“Las perspectivas de recuperación de la obra pública en 2017 pueden cuantificarse en función del Presupuesto que envió el Gobierno. En caso de una inflación en torno al 25 por ciento, y de ejecutarse todas las obras previstas, la obra pública en términos reales sería este año 5,6 por ciento mayor a la de 2016, pero aún así se ubicaría 20,6 por ciento por debajo de 2015”, advierte el último informe de la consultora PXQ, a cargo de Emmanuel Alvarez Agis, ex viceministro de Economía. Más llamativo es el dato de que si se cumple la meta de inflación del Banco Central, del 17 por ciento, y se realiza toda la obra pública del Presupuesto, de todos modos ésta quedaría 15,2 por ciento por debajo de la de 2015, mientras que treparía 12,8 contra 2016. Si el Gobierno pretende recuperar el terreno perdido el año pasado, en conclusión, deberá hacer más obras de las que proyecta el Presupuesto. De lo contrario, lo que por ahora es el escenario más optimista no llega a reparar los daños de 2016.
La obra pública, pese a todo, representa solo el 10 por ciento de la actividad de la construcción. El corazón de la industria son las obras pequeñas y medianas, que movilizan el 55 por ciento del sector. Otro 25 por ciento, muy dependiente del contexto económico, el poder adquisitivo y el financiamiento, son las refacciones, remodelaciones y reparaciones. Y el 10 por ciento restante son las grandes obras, dirigidas en su mayoría al segmento Premium o ABC1. Así lo explica Brandi, del Grupo Construya, quien de ese modo resalta la importancia de que la clase media pueda estar en condiciones de lanzarse a construir. En el mercado de desarrolladores, las expectativas son muy positivas para este año, según coinciden jugadores importantes como Daniel Mintzer, directivo de las dos cámaras del sector (AEV y CEDU) y titular de G&D Developers; Diego Abramzom, del Estudio Abramzon; y Gerardo Guagnino, del Estudio Hormigaz (sic), que describen, igual que José Rozados, de Reporte Inmobiliario, un aumento persistente en la búsqueda de tierras para construir en el área metropolitana, una suba de los permisos de obras y un repunte en el interés de posibles compradores. Señalan, aun así, que los costos de construcción llegaron a máximos históricos en dólares y eso puede ser nocivo para los brotes verdes. Más allá de este punto, los especialistas describen que 2017 será un año donde su negocio irá tomando temperatura.
El panorama general, en cambio, ofrece más interrogantes. “Las ventas de cemento portland en enero totalizaron 873 mil toneladas, con un aumento interanual del 1,8 por ciento. Para encontrar un nivel similar hay que retrotraerse hasta 2012, cuando el sector empleaba unos 400 mil trabajadores”, apunta Alvarez Agis, para vislumbrar cuál podría ser la evolución de la ocupación en la construcción durante este año. De cumplirse esa proyección, relativamente optimista, Macri llegaría a la mitad de su mandato con unos 10 mil empleos menos que en 2015. Sería un resultado muy pobre para el gobierno de los CEOs, que llegó prometiendo una revolución de la alegría.