Tiempo atrás, presentaba esta humilde sección el trabajo del artista Viktor Hertz, celebrado entonces por sus Honest Logos (personal reinterpretación de famosos logotipos que revelaban “el verdadero contenido de ciertas compañías o cómo deberían llamarse realmente”), aunque ya hacía virales olas internetianas por sus Pictogram Movie Posters (léase sincréticos afiches que resumían argumentos fílmicos en una única y atinada imagen). Pues, ducho en los ardides del diseño, este sueco de Upsala vuelve a la sintética comunicación visual, acaso haciéndose eco del anuncio –o la advertencia, según– de especialistas que auguran que los pictogramas estarían hoy reemplazando a las palabras. Lo hace, para la renovada ocasión, con flamantes incorporaciones a su serie Pictogram Music Posters: “versiones minimalistas de carteles para canciones clásicas” (Flavorwire dixit), donde utiliza su amada pictografía para expresar la esencia de cada pista seleccionada. Así, sin más, un monito RIP con alas angeladas representa la canción “Monkey gone to heaven”, de Pixies; o gotas en forma de lamparitas hacen las veces de “Light Rain”, de Plaid. Sin dejar de mencionar al ejército de espermatozoides que rodea un vinilo y acaba personificando a “Give Life Back to Music”, de Daft Punk… “Quise mejorar mi estilo, llevar mis obras a un nuevo nivel. Nunca trabajé tan duro en un proyecto; y nunca estuve tan satisfecho con los resultados”, ofrece el muchacho que antaño hiciera lo propio sobre tracks de David Bowie, Iggy Pop, los Beatles, Elvis Presley… Y que ahora –recurriendo a un mix arbitrario de temas– convierte a sus canciones favoritas en afiches bonitillos que son, además, lúdicas adivinanzas.