En el conurbano bonaerense 500 mil personas se convirtieron en nuevos pobres en los últimos seis meses, según el Indec. El índice de pobreza llegó al 39,8 por ciento, número que está cuatro puntos por encima del promedio nacional y 25,5 puntos por arriba de la vecina Ciudad de Buenos Aires. Con 12 millones de personas, el Gran Buenos Aires es el gran centro urbano del país. De sus habitantes, hoy 4 millones 356 mil no tienen los ingresos necesarios para cubrir los alimentos y servicios básicos. De ese conjunto, 1 millón 117 mil son indigentes, es decir que no cubren una canasta básica de alimentos. Economistas, investigadores sociales y funcionarios explican, en diálogo con PáginaI12, cinco razones de por qué en el conurbano la pobreza aumenta más.
1- Desindustrialización
Hay dos grandes razones superpuestas para el aumento de la pobreza en la que coincidieron los consultados: la caída de los ingresos -muy ligada al aumento del precio de los alimentos- y la pérdida del trabajo -consecuencia de la crisis de la industria- .
“El conurbano es el eje de la desindustrialización y de la caída brutal de este tiempo. Vinculado al cierre de fábricas, en los barrios se cayó la actividad informal. El gasista, el plomero, la señora que cose en su casa trabajan menos. Si hoy vas a un barrio a la tres de la tarde, ves que la gente está en la puerta, haciendo nada. Venían trabajando un par de veces por semana y eso se les cortó ”, señala el diputado Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social.
Arroyo ve que este proceso afecta gravemente al conurbano y a los otros grandes centros urbanos del país, donde se da una dinámica similar pero en menor escala. “Yo vi tres etapas en ese proceso: primero la gente dejó de comprar ropa, de eso tuvieron un registro fuerte en los roperos de Cáritas o de las organizaciones sociales, después se endeudo y después dejó de comprar alimentos. Por eso hay tanta gente en los comedores."
2- Caída de los ingresos
La suba del precio de los alimentos licuó no sólo los salarios de quienes tienen trabajo, sino también -y en mayor medida- los planes de empleo, pensiones, o asignaciones sociales. Los ingresos de una persona sin empleo formal provienen, básicamente, de changas a las que se suma algún plan social o la Asignación Universal por Hijo.
“En los últimos cuatro años los programas sociales perdieron poder adquisitivo hasta quedar incluso por debajo de los niveles de 2001”, indicó Hernán Letcher, coordinador del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Para medir cuánto perdieron los planes, el centro de estudios armó una bolsa o canasta de alimentos populares; luego comparó cuántas canastas se podían comprar en tres momentos históricos:
* en 2001 un plan de empleo alcanzaba para 5,28 canastas de alimentos populares
* en 2015, con un programa se podían adquirir 7,27 canastas.
* hoy el salario social alcanza sólo para 4,9 canastas, es decir bastante menos que en 2001.
En el mismo sentido, la AUH también perdió poder de compra. “Lo que se percibe mensualmente con la AUH sólo alcanza para cubrir la alimentación de los de niños de 0 y 1 años. A partir de los 2 años de edad ya no alcanza, y en el caso de adolescentes de 17 años sólo cubre la mitad de los alimentos que necesitan." Dicho de otro modo, el 90 por ciento de los niños, niñas y adolescentes no tiene cubiertas sus necesidades de alimentación por este ingreso mensual de AUH.
3 - Suba de los alimentos
Es una tendencia señalada por múltiples observadores. Como punto de partida, hay que recordar que los precios de los alimentos vienen subiendo más que otros productos de la canasta básica total. De julio de 2018 a julio de 2019, la inflación según el Indice de Precios al Consumidor fue del 54,4 por ciento, pero la de la Canasta Básica estuvo por encima, ya que llegó al 58,8 por ciento.
En épocas en que la inflación se acelera, por otra parte, en los almacenes que abastecen a los asentamientos los precios aumentan más rápido que los aumentos promedio. Esto es así porque el que tiene un almacén (en general un vecino que abrió un local en su propia vivienda) se abastece yendo a comprar dos o tres veces por semana en un supermercado mayorista, tipo Vital o Maxiconsumo. No está stockeado ni tiene espalda para amortiguar los aumentos. Para reponer mercadería, debe anticiparse a la remarcación del mayorista, calcular a ojo la suba que va a encontrar. El resultado es que los precios suben muy rápido. Isaac Rudnik, director del Isepci (Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana), que mensualmente realiza el Índice Barrial de Precios (IBP) en base a un relevamiento en 480 comercios de 20 distritos del Conurbano, describió este mecanismo como un proceso puntual asociado a los momentos en que la inflación se dispara.
Los funcionarios con trabajo territorial en los municipios del Conurbano conocen también esta lógica. Otro punto mencionado por otras fuentes es la tendencia a que suban más los productos que más se venden, ya que ningún comercio, para aumentar su margen de ganancia, puede subir todo sin perder sus clientes. La estrategia más a mano en épocas de apuro es así aumentar el precio de lo que más venta tiene, que en este caso es lo más barato, es decir los alimentos más consumidos.
4 - El transporte
“Para los que todavía tienen algún tipo de ingreso por changas o empleo, ya sea en negro o formal, el tema del transporte es carísimo, muy muy caro”, apuntó Oscar Minteguía, secretario de Desarrollo Social de San Martín. “La gente del Gran Buenos Aires está destinando una parte importante de sus ingresos a viajar, a diferencia de lo que pasa en el interior, donde las distancias son más cortas y podés llegar a pie a cualquier lado. El aumento del transporte se siente muchísimo más en el GBA”.
Por ejemplo, los trenes metropolitanos (Mitre, Sarmiento, San Martin, Belgrano Norte, Belgrano Sur Roca y Urquiza) tuvieron sucesivos aumentos en sus tarifas. Entre enero de 2018 y abril de 2019, en las líneas Mitre, Sarmiento y San Martín subieron un 212,5 por ciento. Y el boleto mínimo de colectivo acumuló un 200 por ciento de aumento entre enero de 2018 y marzo de este año.
5. Endeudamiento de las familias
Con los tarifazos de la luz, gas, agua y transporte, la gente acumuló deudas y pidió préstamos. Un indicador de lo que sucedió en los sectores populares son los créditos para las titulares de la Asignación Universal por Hijo otorgados por la Anses. El endeudamiento de las beneficiarias de la AUH venía subiendo desde 2017, pero este año dio un enorme salto, ya que fueron pedidos 2,5 millones de créditos nuevos. Quien tiene que pagar un crédito, tiene menos ingresos disponibles para sus gastos mensuales. El aumento de las endeudadas con la AUH queda en un registro oficial de acceso público. No pasa lo mismo con el volumen de endeudados con financieras, mutuales y prestamistas de barrio, que son parte también de la situación de endeudamiento de los hogares.