Los campos de las afueras de la Ciudad de Rosario sugieren un paisaje lunar. Los lotes ya no tienen alambres, se trabaja con arrendamientos y contratistas que unen diferentes parcelas de soja sin casi importar sus propietarios. Las comunas gringas, las de la cultura del trabajo y sus maquinarias, se están acostumbrando a trabajar en los servicios de la producción sojera como los petroleros en la Patagonia. De vez en cuando, alguna familia discute por el destino de aquella tapera y del monte donde fueron criados por el abuelo inmigrante y que con el avance de la cosechadora corre riesgo de extinción. 

Si uno se acerca más a Rosario encontrará un cinturón de conurbano donde los paredones de las villas se disputan porel liderazgo icónico de las imágenes de santos populares como PochoLepratti y de narcos del barrio que cayeron, ambos, por el fuego policial. A esos barrios, el Estado llega más con Asignaciones Universales por Hijo y moratorias previsionales que con políticas de empleo, lo que sigue siendo el mayor desafío para los gobiernos populares.

En la costa del río, las torres vidriadas dan cuenta de una ciudad moderna. Rosario supo tener Plan Estratégico de Crecimiento, donde interactuaban la universidad y la Bolsa de Cereales, pero su posicionamiento logístico preferencial, las estructuras financieras e inmobiliarias generaron oportunidades para los más vidriososnegocios. Rosario se convirtió en el paradigma del modelo de desarrollo extractivo con protección social.

Río abajo, en el Puerto de Buenos Aires, seencuentra la contracara de esta realidad. Donde bajan los helicópteros oficiales, detrás del casino flotante, se encuentra la Isla Demarchi. En ese lugar, se planteaba la construcción de la torre más alta de Latinoaméricapara hacer un polo audiovisual y reunir a cineastas y productores televisivos. 

El que se acerque a la Isla Demarchi descubrirá un costado olvidado de la historia argentina. Todavía en ese lugar funciona la Dirección de Vías Navegables y algunos pocos trabajadores pueden relatar su historia. Al caminar entre los escombros, se ven galpones de estilo inglés con inscripciones de principios del 1900. En esos espacios, donde recientemente se proyectaban estudios cinematográficos, llegaron a trabajar más de diez mil obreros que cruzaban en lancha desde Avellaneda. En Isla Demarchi uno aprende que la industria naval genera los mismos puestos de trabajo que la construcción y que hoy son pocas las reparaciones y construcciones que se pueden realizar en el país. En esos talleres el 15 de enero de 1925 se fundó ATE. El mismo gremio estatal que hoy impulsa los paros contra Macri. Los trabajadores que sobreviven en Isla Demarchi ya están cerca de la jubilación porque los ingresos a la repartición se suspendieron en 1976. También en ese lugar funciona una escuela de pilotines, paso obligado para hacer la carrera de ingreso. Los guías de la excursión van cantando las fechas de cierre de los galpones: 1978, 1989, 1995 y 2001.

De mirar un rato el puerto, uno descubre que los barcos que pasan no llevan la bandera argentina. Todos los granos, toda la carga que entra y sale de todos nuestros puertos se mueven en barcos de bandera extranjera. Escuché que hay cuatro barcos que llevan la celeste y blanca, pero el simbolismo no cambia con ese número.

Para hacer la torre, era necesario mover las balizas y las dragas que se amontonan en la Isla. Las dos cosas son de empresas belgas y holandesas. Todos los granos del país salen por la Hidrovía que sigue privatizada y los servicios de su mantenimiento también. Con unas pocas dragas viejas del Estado se resolvió mantener el canal a Martín García mientras duró el acuerdo entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el presidente Mujica. Al mismo tiempo, durante la negociación de la mudanza el titular del Sindicato de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid logró que el MinistroFlorencioRandazzo iniciara la compra de dragas chinas que con los cambios de gabinete nunca llegaron a concretarse. El nuevo rol de Schmid como secretario general de la CGT quizás le dé la oportunidad de retomar la vieja idea de hacer una empresa mixta para el dragado del fangoso Río de la Plata.

La mudanza de la Dirección de Vías Navegables estaba prevista a la dársena F del puerto de Buenos Aires, un espacio vacío que se ubica frente a las areneras de Retiro y las canchas de futbol de Costa Salguero. El macrismo más pragmáticocedió todo ese peine del puerto para que la ciudad genere nuevos negocios inmobiliarios. ¿Qué hacer con Isla Demarchi ahora? La propuesta debería ser generar un Parque Industrial Naval. Porque, si el mandato histórico es generar puestos de trabajo que estén integrados a las cadenas de producción más competitivas del mundo, el camino tiene que ser promover la Industria, la marina mercante, las dragas nacionales. De esa forma estaremos profundizando la transformación de la estructura económica que el país necesita, discutir la competitividad, pero sobre los costos que generan trabajo. Este es el camino del desarrollo, de Rosario a Isla Demarchi y desde allí al mundo.

* Ex secretario general de la Anses.