A la hoguera me tiro a mí misma: tiro las veces que me sentí víctima, porque el victimazgo es impotencia. Y, por lo mismo, tiro a la hoguera la omnipotencia, para seguir siendo vulnerable. A la hoguera tiro mis convicciones, porque las certezas me atontan. Tiro mis viejos rencores y hasta mis viejos amores, porque el amor nunca envejece, pero las vestiduras que le tiramos encima, sí. A la hoguera tiro esas ganas de devolver el golpe, porque en vez de pelear prefiero ganar: haciendo mi camino y no el de otros.
*Directora y dramaturga. Escribió y dirige Saber quedarse. Jueves a las 22.15 en El Excéntrico de la 18º. Lerma 420. CABA.