Desde Roma
En un momento crítico para el gobierno estadounidense por el caso “Ucrania gate” por el que podría sufrir un juicio político el presidente Donald Trump, el secretario de estado estadounidense Mike Pompeo llegó a Roma para una visita de cuatro días en los que, entrevistándose con las principales autoridades del país dejó claras sus preocupaciones en materia de relaciones internacionales. Aumentar las inversiones en defensa de parte de sus aliados en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) - es decir la compra de armas que en parte producen ellos -, confirmar alianzas contra Venezuela, Irán, China y Rusia y elogiar el accionar de Italia en Libia declarándose convencido de que se llegará a una solución política de la guerra, en cuya solución Estados Unidos al parecer no ha tenido mucha participación, fueron los puntos más importantes.
Sobre la otra guerra en curso, la de los gravámenes de USA a las importaciones de la Unión Europea para proteger su producción, Italia solicita claridad y que ella no sea afectada porque se podría ver duramente perjudicada en materia de productos alimenticios, la principal exportación a Estados Unidos, en un momento de crisis económica como el actual.
Pompeo, que llegó el martes por la mañana, poco después fue recibido por el presidente de la República Sergio Mattarella. Por la tarde se encontró con el primer ministro Giuseppe Conte y el miércoles, después de haber participado de un simposio dentro del Vaticano titulado “Caminos para alcanzar la dignidad humana. Asociarse con organizaciones religiosas”, donde se encontró además con el secretario de estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, fue recibido por el canciller Luigi Di Maio en el ministerio de exteriores donde ambos ofrecieron una rueda de prensa. El jueves Pompeo será recibido por el papa Francisco en el Vaticano y luego partirá hacia la región de Abruzzo, de donde es originaria su familia. El viernes continuará su gira europea que lo llevará a Grecia, Macedonia y Montenegro.
En todos los encuentros con autoridades italianas el tema de los nuevos gravámenes estadounidenses para los productos de la Union Europea fue central. “Las nuevas tasas nos preocupan mucho, tenemos empresas que viven de sus exportaciones y ellas deben poder tener certezas, entre éstas la de poder comerciar con USA”, dijo Di Maio en la rueda de prensa.
Por su parte, en el encuentro con los periodistas Pompeo no hizo mucha referencia a los gravámenes que considera un tema que no es de su competencia, pero no pudo evitar una pregunta que aludía al juicio político que se está montando contra Trump. El secretario de estado reconoció haber participado de la llamada telefónica con el presidente ucraino Volodymyr Zelensky de la que se acusa a Trump, y cuyo objetivo, según los democráticos que lo acusan, era desprestigiar al candidato democrático en las elecciones pasadas, Joe Biden. Aceptó que había participado pero no entró en detalles, subrayando en cambio que “conoce bien la política estadounidense hacia Ucrania, la que pretende eliminar la amenaza de Rusia en ese país” y ayudar a los ucranianos a “eliminar la corrupción y crear una economía próspera”.
Respecto a Venezuela, el exponente del Partido Republicano (conservador), ex director de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y actual secretario de estado dijo que “Estados Unidos pide el apoyo de Italia para enfrentar a Nicolás Maduro” porque el presidente venezolano “se ha revelado incapaz de manejar la situación de su país”. Italia, que tiene un buen número de sus connacionales viviendo en Venezuela desde hace décadas, en general ha tenido una posición más bien ambigua frente a Maduro, aunque muchas críticas se agudizaron desde que la extrema derecha de la Liga llegó el poder con Matteo Salvini, que estuvo en el gobierno precedente junto al Movimiento 5 Estrellas.
Libia, y la actual guerra entre los dos sectores del país, también fue tema de discusión dado que Italia -el país europeo más cercano a Libia en el Mediterráneo y dado que Libia es una ex colonia italiana- está muy preocupada por la situación que se está viviendo y por el tráfico de seres humanos que parte precisamente de ciudades de la costa libia. “Sobre la crisis en Libia hay plena convergencia en cuanto a la necesidad de trabajar juntos para individualizar lo más rápido posible una solución política, reconociendo que la opción militar es insostenible”, dijo un comunicado de prensa luego del encuentro de Pompeo con el primer ministro Giuseppe Conte. Trascendió que tanto Conte como Mattarella le pidieron a Pompeo que su país asuma un rol más importante en la estabilización del país africano.
La China, a la que Estados Unidos quiere desbancar económicamente y por eso le puso tasas altísimas a sus productos, también fue un tema que debatió Pompeo con los italianos dado que Italia firmó hace poco un acuerdo comercial con el país asiático para unirse a la llamada Ruta de la Seda. “Italia es un país soberano pero reitero que también en Italia, China tiene una actitud de saqueo en los intercambios comerciales y en las inversiones” por lo cual “representa una amenaza común” para nuestros países, dijo Pompeo a los periodistas. Dijo además que Italia es un “socio clave” en la OTAN pero que para estar preparados para las distintas amenazas contra esta alianza, es necesario “invertir más en defensa”, es decir en armamentos.
“Estamos muy agradecidos a Italia por su liderazgo eficaz en Libia y África del Norte - agregó el secretario de estado -. Debemos “estar unidos contra las agresiones de Irán”, añadió. “Nuestra política ha sido constante en los últimos años. Y es que Irán es un país que patrocina el terrorismo. Por eso USA e Italia deben hacer un frente común”, agregó, no sin antes agradecer Roma “por las sanciones contra Rusia” impuestas por la Unión Europea en 2014 luego de la crisis en Ucrania.
En la reunión en el Vaticano, Pompeo se lanzó contra los gobiernos autoritarios del mundo, acusándolos de ser una amenaza para la libertad religiosa e invitando a la Santa Sede y a otras naciones a unirse a la administración Trump en una alianza para promover la libertad religiosa. Según Pompeo, cuando los gobiernos son absolutistas, Dios es una absoluta amenaza para las autoridades. “Cuando el estado gobierna de manera absoluta, las normas morales son violadas. Cuando el estado gobierna de forma absoluta, exige que sus ciudadanos adoren al gobierno, no a Dios”, dijo Pompeo, indicando a países como China, Cuba, Irán, Myanmar y Siria como lugares donde, según él, se reprime la libertad religiosa.