“La campaña se hizo primero para (Sergio) Varisco, pero después también para el ballotage” del 22 de noviembre de 2015, en este caso para “acompañar” al actual presidente de la Nación, Mauricio Macri. La revelación la hizo, en una causa donde se investiga la vinculación entre narcotráfico y política, el ex funcionario de la Municipalidad de Paraná Cristian Javier Silva. El hombre está preso en la causa en la que Varisco, el intendente de Cambiemos, es acusado de financiar con fondos públicos a una banda dedicada al narcotráfico liderada por Daniel “Tavi” Celis. En suma, para que no quedaran dudas, lo que Silva acreditó en el juicio oral es algo que hasta hoy nunca se había asentado en la causa: “Se acompañó a Mauricio Macri cuando vino a Paraná” el 7 de noviembre de ese año. Ese día el entonces candidato a presidente recorrió la ciudad de Paraná en una camioneta Toyota Hilux de color blanco, que Silva dijo ignorar si pertenece o no a Celis, como sostiene el rumor que corre desde entonces en la capital provincial.
Silva, señalado como lugarteniente de Celis, era el que manejaba la recaudación de la Unidad Municipal 2, que como resultado de un acuerdo de Varisco con el jefe narco que lo había apoyado en su campaña para llegar a la intendencia se convirtió en un centro de operaciones ilegales, según lo reunido en la causa. Celis, dijo Silva, puso al servicio de las campañas de Varisco y Macri la estructura de la agrupación Movimiento Vecinalista del Oeste, que lideraba antes de caer detenido en 2017, después del hallazgo, en las afueras de Paraná, de una avioneta cargada con droga. En el juicio se juzgan el caso de la narcoavioneta y el vínculo de la banda con el jefe municipal.
Quién es Silva
Silva es alguien de confianza de Celis, al punto que se cree que tuvo a su cargo la administración de los bienes y el manejo de operaciones financieras y cambiarias para obtener liquidez monetaria para la organización criminal. El imputado Silva fue mencionado en forma reiterada en las primeras audiencias del juicio oral, a partir de las escuchas telefónicas en las que quedaron registradas largas conversaciones suyas con “Tavi” Celis. En esas grabaciones, también aparecen señalados el concejal de Cambiemos Pablo Hernández y la ex funcionaria de Seguridad y policía retirada Griselda Bordeira, estrechos colaboradores de Varisco, que también están presos. El que sigue libre y en funciones es el intendente, que el martes sufrió una agresión .
Este martes, Silva, que se salía de la vaina para responder a las acusaciones en su contra, decidió salir al ruedo y habló en extenso sobre las relaciones políticas establecidas por Celis, a partir de su espacio político, el Movimiento Vecinalista del Oeste, con gran actividad y preponderancia en Antártida Argentina y otros barrios de Paraná. Tan fuerte era la presencia de Celis que, según Silva, “varios candidatos” se lo disputaban como mentor en esos lugares, pero él trabajo con Varisco.
Silva militó en la Unión Cívica Radical (UCR) desde la década del 90 y tiene una sólida amistad con el ex concejal Hernández, que a su vez estuvo siempre cerca de Varisco desde aquellos tiempos. Silva dijo que “se trabajaba mucho” en las campañas del 2015, dado que el movimiento “organizaba reuniones para conseguir gente que ayudara a sumar votos y se hacían aportes de todo tipo”.
La actividad proselitista duró más de un año
Aunque en la causa se habla de aportes de dinero en efectivo, Silva sostuvo que “Celis tenía verdulería y carnicería y se aportaba desde ahí a la gente que iba a pedir”. Además, “se hacían aportes de pintura, afiches, combustible y mucha gente ponía su vehículo a disposición”. La actividad proselitista duró más de un año. En algunas actividades participaron Varisco, la hoy viceintendenta del PRO Josefina Etienot, el concejal del mismo partido Emanuel Gainza, que “estaba cerca del Movimiento Vecinalista del Oeste”, y Pablo Hernández. Todos participaron en actos organizados por la agrupación de Celis. El concejal Gainza, uno de los preferidos de Macri, estuvo imputado en la causa, pero luego fue sobreseído por la justicia federal.
“La campaña se hizo primero para Varisco; pero después también para el ballotage” dado que “se acompañó a Mauricio Macri cuando vino a Paraná” el 7 de noviembre de 2015, dos semanas antes de que se realizara la segunda elección en la que Macri triunfó sobre Daniel Scioli. En Paraná se dijo en su momento que la caravana fue encabezada por Macri en una camioneta que pertenecería a Celis. El entonces candidato de Cambiemos iba acompañado por Varisco y el dirigente ruralista y senador Alfredo De Angeli. Preguntado sobre el dato, Silva dijo no saber si la Hilux blanca es o no la de Daniel Celis. Comentó que se usaron autos el día de la elección a presidente de la Nación. Fueron “cerca de cincuenta autos para llevar gente a votar, pero no tengo el número exacto”.
En la causa judicial, un testigo de identidad reservada dijo que el acuerdo entre Varisco y Celis se hizo “a fines de 2013 o principios de 2014”. Como resultado de ello, Celis habría hecho aportes para actos proselitistas por la suma de 122.000 pesos, el pago de remises los días de elecciones por 270.000 pesos y la entrega de bolsones de comida por 450.000 pesos, además de los carteles, boletas, material de campaña y afiches de los que hizo mención Silva.
Como contraparte, según consta en el texto de la elevación de juicio realizada por el juez federal de instrucción Leandro Ríos, Varisco, una vez intendente, le concedió a Celis “cuarenta contratos para la gente que trabajó en la campaña”, entre ellos, “cinco direcciones, cinco subdirecciones y diez jefaturas de departamento en la Unidad Municipal 2”. Además, Varisco le iba a dar “unas obras públicas del municipio” a la empresa constructora propiedad de Cristian Javier Silva, pero esto finalmente no se concretó por el escándalo de la narcoavioneta que llevó al escándalo del narcomunicipio.
Claro que en su declaración, Silva negó toda vinculación con Celis y el narcotráfico, a pesar de las escuchas que lo señalan como tal. Dijo que sólo es un empresario poli-rubro, siempre a la pesca de posibles negocios. Dio como ejemplo que en una oportunidad vio la posibilidad de hacer un negocio comprando el remanente de “zapatos, vestimenta, artículos de bazar y regalería” a un comerciante de la zona sur de la ciudad que liquidaba su stock. En eso lo acompañó Hernán Rivero, jefe de la Unidad Municipal 2 y, casualmente, uno de los integrantes de la organización que lidera Celis.
El negocio de los zapatos
“Acomodé todo y después hice un negocio con (la ex funcionaria y policía provincial) Griselda Bordeira, pero ella no lo pudo hacer funcionar y me lo devolvió”, fue lo que dijo Silva sobre las escuchas en las que se unen su nombre y el de la ex funcionaria detenida en la causa. De las escuchas, lo que se deduce es que de lo único que no están hablando es de zapatos. Bordeira está imputada, entre otras cosas, de comprar importantes partidas de estupefacientes, que en algunos casos recibía en su despacho municipal.
Para cerrar el negocio de los zapatos, Silva pagó 400,000, para luego vendérselos a Bordeira en la suma de 800.000 pesos que le pagaría en ocho cuotas iguales y consecutivas. Lo que hizo Silva fue desmentir la interpretación que los investigadores hicieron de una conversación que tuvo con Celis, en la que hablaban de la deuda que Bordeira tenía con ellos, y que figura en las escuchas:
–Las cajas están todas rotas de los zapatos, boludo –le dice Celis.
–A mí, si no me cierran la cuenta, pega en el palo; pero me la cierran definitiva.
–Y bueno, metele presión, boludo.
–Ayer la llamé, me dijo que después me llamaba y no me llamó en todo el día, ahora la voy a llamar, boludo –le dice Silva.
–Que consiga cheques oficiales del municipio de última, si tenés que cobrar igual. ¿Cuánto es, quinientos, cuatrocientos, cuánto te debe? –quiere saber Celis.
–Eh… ocho cuotas de cien lucas.
–¿Ochocientos mil pesos? Vos sos un enfermo hermano… –le expresa con enojo Celis.
La de la deuda es Bordeira, pero la justicia duda seriamente que se trate del pago de un stock destinado a una zapatería. Silva quiso desechar las sospechas declarando ante los jueces: “No todo lo que uno hace tiene que estar relacionado con drogas; yo trataba de hacer un negocio”. Al decir “no todo” dejó un elemento que puede ser usado en su contra.