Los cortes de luz se convirtieron en parte del paisaje porteño en un febrero muy caluroso. Boedo fue uno de los barrios afectados y las críticas a Edesur no se hicieron esperar, dado lo prolongado del cese del servicio. Una parte del barrio se quedó sin luz el martes y seguía esperando cuando los vecinos tomaron la calle. Fue ayer a la mañana en San Juan al 4100. Cortaron el tránsito en el cruce de esa avenida con 33 Orientales. Una manifestación similar, más pequeña, se había hecho al anochecer del jueves. 

El corte de Boedo comenzó el martes a la tarde, en plena ola de calor, matizada por las lluvias de ese día y el miércoles. A la falta de luz se sumó la de agua. “Tenemos un negocio y tuvimos que tirar toda la mercadería. Yo estoy sin luz desde el martes y perdimos todo. Ayer (por el jueves) también hicimos un corte. Vino Edesur, encontraron la falla, y nos dijeron que a las 4 de la mañana íbamos a tener energía. En noviembre, diciembre y enero hubo cortes todos los días”, detalló un vecino ante las cámaras de televisión. “El problema es con los pibes chicos y la gente grande. No me queda otra que protestar, ni Edesur ni el Gobierno nos dan bola”, señaló otro manifestante mientras ardían maderas sobre la avenida. Villa Lugano,Caballito, Balvanera, Boedo y San Cristóbal fueron otros barrios afectados por los cortes.

Las bolsas de basura se llenaron de comida que se echó a perder. Las campanas donde se depositan los residuos tienen cartones con consignas reclamando a Edesur y al gobierno, y que recuerdan cuánto tiempo llevan sin luz. Entre las bolsas de basura hay de mercadería que no se pudo conservar al cortarse la cadena de frío. En una zona de edificios, la falta de electricidad complica también a los que tienen que subir varios pisos. Cuando el calor amaina, los vecinos salen a la calle para tomar algo de fresco a la vereda “porque adentro no se aguanta más”, en jornadas con 35 grados de temperatura. Para muchos, se suman los problemas de salud. Las noches no han sido menos traumáticas: el calor no afloja y cuesta conciliar el sueño. “Cada vez pagamos más y esto empeora, y nadie viene a arreglar” es la queja ante la ausencia de respuestas. Desde Consumidores Libres, Héctor Polino alertó que los usuarios deben ser indemnizados.