David Coverdale, cantante de Whitesnake, es una de las personas que se escuchan al leerlas. Usa signos de exclamación, puntos suspensivos, a veces es ácido y a veces crudo, pero nunca deja de ser él mismo. Recibe las preguntas y hace jueguito: desarrolla las que quiere y patea a un costado las que no le interesan, sin excusas, pero sin ser grosero. Cuarenta y cinco años en el negocio le sacaron de encima las pocas pulgas que siempre tuvo, sobre todo ahora, que volvió de una lesión y se siente con fuerzas recicladas para darle a la verba filosa. “Hace dos años no tenía planificado grabar un disco nuevo y original, mi único plan era que me reemplazaran las dos rodillas después de diez años de artritis degenerativa, por lo que usé 2017 para recuperarme de una cirugía tan invasiva -confiesa-. ¡Pero de repente 2017 se convirtió en uno de los años más prolíficos y creativos de mi vida! Compusimos 17 o 18 canciones nuevas, todas sólidas, y de un momento a otro estábamos ensamblando Flesh & Blood”.

El cantante se entusiasma con el disco de estudio número 13 de Whitesnake, la banda británica que lidera interrumpidamente desde 1978, y que vuelve a la Argentina para tocar hoy a las 19 junto a Europe en el Estadio Hípico Argentino (Av. Figueroa Alcorta 7285). “Elegimos el título porque la mayoría de las canciones tratan sobre experiencias psíquicas y emocionales, y además suena mucho como a disco de Whitesnake”, adelanta el músico, a ocho años de su último álbum con material original (aunque en el medio regrabó temas de Deep Purple de su etapa como cantante en The Purple Album, de 2015).

Forevermore, aquel disco de 2011, además de tener olor a despedida desde el propio título, daba un cierre a la altura del mito, al menos para este protagonista: “Me encanta y me sentía muy cómodo con la idea que fuera nuestro último disco de estudio. Hubiera sido muy feliz con eso. Pero con Flesh & Blood estoy extasiado, todavía disfruto de escucharlo. Diría que es mi favorito”.

No sólo es cierto que el título del nuevo material suena a lo que es, también que la música suena mucho a disco de Whitesnake… Del Whitesnake de los ’80. El sexteto inglés hace el ejercicio de seguir trayendo al presente elementos de una época que todavía da que hablar, pero el principal compositor dice que no hubo intención: “No hicimos ningún esfuerzo consciente por recrear ningún estilo o sonido del primer Whitesnake; así sonamos, como una banda muy sólida, muscular, melódica… Es realmente una buena banda. Todos los músicos disfrutamos juntos como amigos y artistas, y eso se nota cuando tocamos en vivo”.

Restaurada desde lo musical y centralmente desde la industria audiovisual, la década de los ’80 no dejó solamente un amplio registro en esos órdenes, también un imaginario completo vinculado al hedonismo sombrío de algunos círculos, a los que Coverdale tuvo acceso como miembro de la escena hard rock. En aquel entonces, una fracción asumió que el rock no debía hacer otra cosa que divertir al público y excederse en lo privado. Así lo reflejó la película The Dirt, estrenada este año por Netflix, basada en el libro co-escrito por los integrantes de Mötley Crüe y Neil Strauss, en el que escenifican su perspectiva de la atmósfera que envolvía al grupo durante los ’80. “Honestamente, adoré el estilo de vida que teníamos con Deep Purple y después con Whitesnake”, se desmarca el cantante. “Creo que no teníamos ninguna necesidad o interés en mostrar libertinaje y decadencia. Estuve ahí, hice mis cosas. Punto”.

-¿Por qué creés que se sigue hablando de esa década en particular?

-¡Porque fue una época divertida! La gente parecía vivir en una fiesta sin fin, no existía la inseguridad económica que hay ahora en todos lados. Tiempos locos… Es normal recordar ciertos períodos de tu vida en los que fuiste un joven, sin tantas responsabilidades ni incertidumbres. Más allá de todo, creemos que seguimos creando música sólida con Whitesnake, música que sigue viva y hoy todavía se celebra en ediciones aniversario de nuestros discos. No soy una persona particularmente nostálgica, soy muy feliz en mi vida personal y profesional del presente. Estamos viendo mucha gente joven en nuestros recitales, que cantan cada letra, y es un recorrido que me parece muy lindo e impresionante. Siempre miro para adelante.

-El disco iba a salir a fin del año pasado, pero terminó saliendo este. ¿Qué pasó en el medio?

-Sinceramente, preferiría no revivir los problemas. Por alguna razón, sufrimos tremendas dificultades técnicas, que nos tuvieron tres cuartos de año mezclando. Por ejemplo, mi ProTools implosionó y me llevó meses reconstruirlo todo. La peor sensación era saber que teníamos un súper álbum casi terminado y la sola idea de empezar todo desde cero era horrorosa, nos asustamos muchísimo por un buen rato. Quizá teníamos que atravesar por distintos desafíos para que el disco sonara como debía, ¿quién sabe? Por suerte, en ese momento de crisis encontramos a Christopher Collier, un técnico muy fresco que le inyectó magia al disco.

-Así como en su momento fueron parte de la moda, pasaron épocas en las que iban a contramando de las tendencias. ¿En algún pasaje se les complicó ser ustedes mismos?

-Las cosas cambian por naturaleza. Yo me dejo llevar, trato de mantenerme neutral, sin ser atrapado por modas o estilos. El negocio de la música es terriblemente inestable, muchísima de la gente que está a cargo está más guiada por lo económico que por el arte. Para algunos, Whitesnake es una banda de rock clásico; para mí, es una gran banda de rock & roll con canciones geniales. Ayuda cuando creés en vos mismo y en tu música, así que estoy algo aislado de esa porquería por quién soy, y por lo que conseguí en mi carrera. Soy un tipo con mucha suerte.