El ex espía Raúl Martins, dueño de numerosos prostíbulos en la Argentina y México, fue detenido en la ciudad de Cancún
tras un largo proceso de más de siete años. La denuncia original fue hecha pública por Página/12 en la tapa del 9 de enero de 2012
, cuando la hija de Martins, Lorena, detalló cada uno de los locales donde se explotaba a mujeres, en la mayoría de los casos después de llevarlas allí engañadas.
La denuncia tuvo en su momento el respaldo de la ministra de Seguridad Nilda Garré y de la fundación La Alameda, que lidera Gustavo Vera, y contó con el impulso de los fiscales Marcelo Colombo y Alejandra Mangano. La orden de detención la libró la jueza María Romilda Servini, pero existe una enorme duda sobre la posibilidad de traer a Martins a la Argentina ya que supuestamente es ciudadano mexicano. Se trata algo más que extraño porque Martins fue denunciado también en México y registraba orden de detención, pero se ve que la trama de la prostitución genera privilegios asombrosos.
La detención de Martins en México
La detención de Martins fue concretada por Migraciones en México, ya que tenía un pedido de captura que fue librado después que la Cámara Federal ratificara a mediados de este año su procesamiento en la causa donde se lo investiga por explotación sexual, asociación ilícita y lavado de dinero. Durante horas permaneció en situación de demorado, ya que para ejecutar la detención se requería la resolución de un juez local en función de la orden de detención con miras a extradición que la Cancillería envió un mes atrás.
Martins, en rigor, tiene una orden de expulsión porque también fue investigado en México, pero su aparente condición de nacional en ese país es lo que por ahora lo protege. Todo indicaría que habrá un juicio de extradición para que sea juzgado en la Argentina, cuyos tiempos son impredecibles.
Mángano y Colombo, de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), habían pedido la detención de Martins ya en diciembre del año pasado. Servini emitió una orden de arresto solo a nivel nacional, de modo que el único modo de apresarlo era si entraba al país. Lo curioso es que los fiscales detectaron que Martins estuvo en la Argentina entre el 7 de junio de 2017 y 5 de febrero de 2018. La jueza había condicionado la extradición a lo que dijeran sus superiores de la Cámara.
La denuncia de Lorena Martins
En la denuncia original publicada por este diario, Lorena Martins señaló que Martins manejaba gran cantidad de locales donde se ejercía la prostitución, detallando uno por uno. La magistrada le dio la razón señalando en uno de sus fallos "contaba con la complicidad de miembros del Poder Judicial, de las fuerzas de seguridad federales y provinciales y de la ex municipalidad de Buenos Aires -hoy Gobierno de la Ciudad".
Lorena señaló con precisión quién se ocupaba de establecer los contactos con los funcionarios, quién pagaba las coimas e incluso mencionó la forma en que se hicieron aportes a la campaña electoral de Mauricio Macri a la jefatura de gobierno porteño. Es más, en una visita a Cancún, el ahora presidente se fotografió con Martins en compañía de Juliana Awada, dentro del local The One, un boliche--prostíbulo que el ex espía maneja desde hace años en Cancún. En la toma aparece también Luis Conde, hijo de quien fuera vicepresidente de Boca Juniors.
En su denuncia original, Lorena evaluó en 10.000 dólares mensuales lo que se pagaba de coimas a 11 dependencias de la Policía Federal. De esa manera, se evitaban las inspecciones. También la hija del ex espía dio precisiones sobre 10.000 dólares que se le entregaron a un jefe de control de la Ciudad de Buenos Aires para financiar la campaña electoral de Macri cuando se postulaba para jefe de gobierno de la ciudad. Quien habría hecho el pago fue uno de los adláteres de Martins, Pablo Paternostro, y el que habría recibido el dinero fue Oscar Ríos, titular de la Agencia Gubernamental de Control.
El expediente tardó nada menos que siete años, entre otras cosas porque cuestionaron que Lorena denunciara a su padre. Las coimas a funcionarios porteños y la complicidad policial fueron parte de otras investigaciones impulsadas en su momento por el fiscal José María Campagnoli. La mayoría llamativamente terminó en nulidades y prescripción. Incluso en esta misma causa que finalmente progresó hubo un intento de archivo de parte de la jueza Servini en 2012, porque algunos cabarets eran investigados en otros expedientes y Martins había sido absuelto. Además, Servini deslizó sospechas sobre las intenciones de Lorena Martins en denunciar al padre, porque hizo la denuncia en el marco del divorcio controvertido entre el ex espía y su ex esposa, con la que tuvo tres hijos. La insistencia de ella y los hallazgos de la fiscalía de que algunos de los prostíbulos seguían activos manejados por personas allegadas al ex espía, fueron factores que permitieron que en 2016 la jueza admitiera reactivar la causa.
Hoy Lorena, sus hermanos y su madre viven humildemente en España y Martins, en cambio, continuaba manejando sus prostíbulos en la Argentina y en México. A lo largo de años llevó chicas engañadas a Cancún, les prometían ser únicamente bailarinas o mozas, pero allí les ejercen una tremenda presión para acepten los contactos sexuales. En ese marco, Martins parecía un intocable, hasta que lo detuvieron ayer. De todas maneras habrá que ver cómo continúa la historia: la mafia de la trata de mujeres tiene tremendas conexiones y no faltan los que dicen que sigue siendo intocable y será difícil extraditarlo a la Argentina.