Ivan Camaño nació en Quimili, Santiago del Estero. "Pueblo olvidado, castigado. Me tocó luchar para salir adelante, me tocó estar en situación de calle. Soportar lo que la calle te ofrece, dormir en un banco de plaza y que venga alguien y te diga “puedes cambiar tu vida en dos segundos, si empiezas a vender droga o vender cosas robadas", recuerda. Fue a sus 12 años, cuando se fue a la capital provincial "porque quería estudiar y ser músico, y en Quimili el único colegio secundaro era el de los curas, pero tenía que pagar". Un día, alguien le dijo que en Suncho Corral había un cura que tocaba el violín y allí fue a verlo, después de tocar en una fiesta para alguien que, a cambio, lo llevó en auto hasta ese lugar. "El cura, Agustín, me oyó tocar y me contrató para darle clases a los chicos internados en el Hogar, y en la municipalidad para tocar con el coro. Me adelantó los dos sueldos y así pagué una pensión. La música es para mí un puente, a través de la cultura pude salir adelante y empezar a ayudar a mis paisanos", cuenta con nostalgia Camaño, que podría ser convocado para integrar un futuro gobierno de Alberto Fernández en el área de Cultura, pero aportando su experiencia para seguir "haciendo puente" con el trabajo social y la recuperación de los excluídos.
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