Desde Madrid
El Partido Socialista del primer ministro António Costa fue el ganador de las elecciones parlamentarias de Portugal. La fuerza del gobierno consiguió un 36,6 por ciento de los votos, y aunque no es suficiente para formar un Ejecutivo en solitario, le bastará con el módico apoyo de alguna de las fuerzas a su izquierda, como ya sucedió en el 2015. El único revés para el líder socialista llegó por fuera de las urnas. La abstención alcanzó el récord de 45,5 por ciento del electorado.
La principal fuerza opositora, el Partido Social Demócrata, obtuvo un 27,9 por ciento de los votos, y quedó lejos de la primera posición que logró en el 2015. El tercer lugar fue para el Bloque de Izquierda con un 9,7 por ciento, que se consolida como la tercera fuerza política en importancia, y podría ser la llave para que Costa forme un nuevo gobierno.
En cuarto lugar, y con un resultado menor al obtenido en los comicios pasados, quedó el Partido Comunista, que concurrió a estas elecciones en alianza con los verdes. A pesar del retroceso, el dirigente comunista Jorge Pires afirmó que los votos obtenidos les permitirían continuar la lucha por los trabajadores y por el pueblo. Las sorpresas de estas elecciones corrieron a cargo de partidos pequeños que ingresarán al Parlamento. El Partido Animalista, que ingresará tres diputados, y la formación Chega, de corte radical al estilo de Vox en España, y el Partido Iniciativa Liberal que ingresarán un diputado cada uno.
Pasada la madrugada en la península ibérica, el primer ministro António Costa se presentó ante dirigentes y militantes del Partido Socialista para celebrar el triunfo de su fuerza. Por un lado, el líder del PS afirmó que los portugueses querían un nuevo gobierno socialista "reforzado para gobernar con estabilidad en la próxima legislatura"; y, por otro, le tendió la mano a las fuerzas de izquierda con las que necesitará llegar a algún acuerdo. "A los portugueses les gustó la jeringoza (la alianza del PS con BE y el Partido Comunista), y deseaban la continuidad de la solución política actual con un PS más fuerte", afirmó Costa.
La posibilidad de reeditar el acuerdo estuvo sobre la mesa incluso antes de que Costa celebrara el triunfo socialista. Después de conocerse los resultados, la líder del Bloque de Izquierda, Catarina Martins, afirmó que “el Partido Socialista tiene todas las condiciones para hacer un gobierno y el BE está preparado para negociar una solución que ofrezca estabilidad al país”. La agenda económica del BE no está lejos de la que impulsa el PS, y sus propuestas sociales, como el derecho a la eutanasia, son asumibles por el socialismo.
La victoria del socialismo y el desarrollo del futuro Ejecutivo tendrán eco fuera de las fronteras del país luso. En poco más de un mes, el país vecino, España, celebra las segundas elecciones generales del año, y el líder socialista Pedro Sánchez espera obtener un resultado favorable para gobernar en solitario, o acortar las distancias con la mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno. Si Costa se inclina por buscar el apoyo del BE, similar al Podemos español, los votantes españoles podrían sugerir una ecuación parecida entre el PSOE y la fuerza que lidera Pablo Iglesias.
Por otra parte, la continuidad del PS en el Gobierno portugués permitirá que el discurso antiausteridad permanezca con vida en la Unión Europea, donde predominan los halcones neoliberales que impulsaron los recortes en salarios, jubilaciones, y medidas sociales durante los últimos diez años. Las señales de alarma por una posible recesión en el bloque europeo han traído de nuevo el debate sobre qué medidas deben aplicarse para sortear el frenazo económico. En ese contexto, el gobierno de António Costa podrá decir que su gestión antiausteridad ha dado buenos resultados económicos, y que, además, ha sido respaldada en las urnas.