Cuando se conocieron, Fabiola Yáñez y Alberto Fernández tenían un dilema: perro chico versus perro grande. Fabiola se compró un perro raza Pomeranian llamado Calabaza. Un perro pequeño. Pero Fernández siempre quiso tener uno grande y en un viaje que ella hizo a Misiones, el candidato a presidente del Frente de Todos compró a Dylan.
Cuando se fueron a convivir intentaron que también convivieran sus perros, pero fue difícil porque, con su boca grande, Dylan “babeaba” mucho a Calabaza, que ahora vive en casa de la madre de Fabiola. La buena noticia es que si Fernández accede a la Presidencia y la pareja pasa a vivir a Olivos, Yáñez dice que existe la posibilidad de que vuelva Calabaza.
Y está confirmado que también Dylan se va a reencontrar con Prócer, uno de sus hijos, al que ahora no pueden tener en el departamento de Puerto Madero donde conviven, por falta de espacio.