Las librerías, el eslabón más frágil de la cadena del libro, intentan sobrevivir a la crisis que genera la caída de ventas y el desplome sistemático del consumo. El aumento en los alquileres más los servicios impagables complican aún más el horizonte existencial. De las 467 librerías abiertas al público en la ciudad de Buenos Aires, se estima que más de un 15 por ciento han cerrado sus puertas en los últimos dos años o están en serio riesgo de hacerlo. El último informe de la Cámara Argentina del Libro (CAL) completa el cuadro de situación: desde 2016 a la fecha en el país dejaron de funcionar por lo menos 35 pequeñas librerías, 30 han cerrado sucursales, fueron absorbidas por cadenas o debieron reducir sus espacios. El diputado Daniel Filmus presentó un proyecto de ley que propone incluir a las librerías entre los beneficiarios de la descarga del Impuesto al Valor Agregado (IVA), para colocar a ese sector en igualdad de condiciones con toda la cadena de producción del libro, los diarios y revistas.
La Ley de Presupuesto para el 2019 incorporó una modificación a la Ley del Impuesto al Valor Agregado a través de la cual se incorporó al sector del libro, los diarios y las revistas como beneficiarios de la descarga del IVA en la adquisición de bienes y servicios, un reclamo histórico que llegó para alivio de un sector muy golpeado por la crisis. La pequeña alegría invernal duró poco. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) interpretó que las librerías no quedaban incluidas en el beneficio por no hacerse expresa referencia a la “comercialización minorista” de libros. El proyecto que presentó Filmus, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, propone cambiar la injusta situación impositiva en la que habían quedado las librerías. “La actividad librera atraviesa serias dificultades y su subsistencia está en riesgo como consecuencia de las políticas de ajuste, la apertura indiscriminada de importaciones, la caída del consumo y el descontrolado aumento de las tarifas de servicios públicos”, planteó el diputado del Frente para la Victoria-PJ.
El proyecto presentado por Filmus cuenta con el acompañamiento de Daniel Arroyo (Red por Argentina), José Luis Ramón (Protectora), Victoria Donda (Somos), Elda Pertile y Carolina Moisés (Justicialista), Cecilia Moreau, Carla Pitiot y José Ignacio de Mendiguren (Unidos por una Nueva Argentina), Cristina Álvarez Rodríguez, Alicia Soraire, Alberto Ciampini, Rodolfo Solanas, Gabriela Cerruti y Verónica Mercado (Frente para la Victoria-PJ). El diputado del FvP-PJ advirtió que “la librería es el eslabón más frágil de la cadena del libro” y precisó que tienen un rol fundamental “para promocionar y asegurar el derecho a la lectura de todos y todas quienes habitan nuestro país, ya que forma parte del entramado cultural de cada comunidad”.
El proyecto de ley que beneficiará a las librerías tiene a la igualdad como fundamentación medular. “Por el principio constitucional de igualdad, los libreros deben ser tratados tributariamente del mismo modo que quienes los anteceden en la cadena de producción, ya que el IVA de las etapas que preceden a la llegada del libro al lector incrementan los costos finales. La subsistencia de la librería como nexo entre la cultura y los lectores no puede verse afectada por un tributo que actualmente afecta únicamente a este eslabón de la cadena de comercialización”, explicó Filmus. “Editoriales, libreros y cámaras de la industria editorial argentina confirmaron en los primeros meses de 2019 su peor crisis histórica agravada por los millones de volúmenes perdidos y por la generación de verdaderos daños estructurales”, planteó un informe difundido por el Observatorio Universitario de Buenos Aires (OUBA), que depende de la Faculta del Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), titulado “Fahrenheit criollo”.
En el informe de OUBA el librero Ecequiel Leder Kremer, responsable de la Librería Hernández, aclaraba que las cifras de cierre de las librerías hasta mayo de este año son casi el doble a las estimadas en el último informe de la CAL, de acuerdo con mediciones propias que llevan adelante representantes de las librerías. “Nuestros relevamientos en el sector nos indican al menos los cierres de 56 puntos de venta si agregamos las seis sucursales de la cadena Distal que se contabilizaron a principios de mayo de este año”, precisó Leder Kremer. El libro argentino y las librerías requieren políticas urgentes de reparación y de recuperación activa.