Ignacio "Nani" Corleto quedó clavado en la retina de argentinos y argentinas por sus corridas infinitas rumbo al ingoal en dos tardes muy felices: la del debut y la de la despedida de Los Pumas del Mundial 2007, ambos encuentros contra una Francia anfitriona de esa Copa del Mundo, en un certamen histórico en que los argentinos vencieron siempre al local y se ganaron un bronce memorable, todavía la mejor ubicación mundialista de una selección nacional. Además del recuerdo de un Corleto súper atlético, técnicamente imparable en su ligero andar rumbo a aquellos tries, su sonrisa después de apoyar es la otra escena que quedó como una huella de aquel torneo. Y, sin embargo, cuatro años antes, el destacado wing había enfrentado uno de los momentos más duros que le tocó atravesar como deportista: la eliminación en primera ronda de Australia 2003, justamente el último Mundial en el que Los Pumas habían quedado afuera en la fase inicial, hasta esta edición actual en Japón.

"Es difícil dar vuelta la página tan rápido, pero hay que hacerlo", analiza Corleto, en diálogo con Página/12. Y, desde la experiencia de quien vivió algo similar, agrega: "En 2003, nosotros también tuvimos que hacerlo. Es una frustración muy grande porque es mucho el tiempo que uno se prepara para una competencia tan importante, pero es parte de un proceso y, además, el deportista está acostumbrado a perder, convive con eso. La vida del deportista también es muy cruel: después de un momento así, rápidamente tenés que estar listo para volver a jugar".

En aquel Mundial disputado en Australia, hace 16 años, se decía también que la zona de Argentina era el "Grupo de la Muerte". Y el andar del conjunto que entonces dirigían Marcelo Loffreda y Daniel Baetti, al igual que el que ahora conduce Mario Ledesma, empezó a complicarse desde el debut: el juego inaugural, en Sidney, fue caída por 24-8 ante los locales, unos Wallabies que perderían la final con Inglaterra y que, en esa ronda inicial, cristalizaron la mayor goleada en Mundiales al vencer a Namibia por 142 a 0.

"Este Mundial me deja tristeza y bronca, porque creo que se podía dar mucho más. Y también la sensación de que faltó el equipo: no hubo un sistema de juego, no se soltaron, ni se vio el juego y el disfrute que se venía viendo en los Jaguares".

"No hay ninguna relación entre lo que pasó con Los Pumas en Japón y lo que sucedió con nosotros en Australia. Leía estos días una comparación porque, en aquel torneo, también hubo cambios de apertura y de hooker respecto al equipo que arrancó, como pasó ahora. La realidad es que son momentos, situaciones y jugadores distintos, y eso lo cambia todo", reflexiona el ex jugador del Club Universitario de Buenos Aires.

La situación también es distinta porque cuatro Mundiales atrás, aquel plantel que integraba el propio Ledesma jugó su último partido con Irlanda todavía con chances de clasificar a cuartos (ya había vencido a Namibia y Rumania), pero finalmente fue derrota argentina por 16-15 y despedida del certamen. Lo que se juegan Los Pumas ante Estados Unidos este miércoles -en Kumagaya, desde la 1.45 de nuestro país- ya no es la continuidad en esta Copa del Mundo sino la clasificación directa a la próxima, que conseguirán si finalizan terceros de su Grupo.

"Este Mundial me deja tristeza y bronca, porque creo que se podía dar mucho más. Y también la sensación de que faltó el equipo: no hubo un sistema de juego, no se soltaron, ni se vio el juego y el disfrute que se venía viendo en los Jaguares… Siento que no tuvieron disfrute y hasta ellos lo transmiten cuando hablan", explica Corleto.

El ex fullback albiceleste, que disputó 37 test matches con la Selección y atravesó aquella eliminación en primera ronda hace 16 años, es una voz autorizada para explicar, en definitiva, qué puede pasar por la cabeza de los XV que salgan a jugar este último encuentro en Japón. "Es un partido sumamente importante, primero, porque hay que clasificarse al Mundial de Francia... Pero, mas allá de eso, lo es también para el equipo. No estoy en el día a día del plantel, pero quiero que se diviertan y la pasen bien, porque eso fue lo que no vi, más allá de los resultados. Con el respeto que me merecen, no vi unión de equipo y sentí que nunca disfrutaron. Y creo que ganar es importante por eso, porque estoy seguro de que ellos son los primeros que tienen ganas de jugar".