Desde Brasilia
En vísperas del anuncio del Premio Nobel al cual es candidato, Luiz Inácio Lula da Silva fue galardonado por la más poderosa central sindical norteamericana, AFL- CIO,cuyo presidente Richard Trunca lo visitará este jueves en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba.
El drigente le entregará el Premio George Meany Lean-Kirkland de los Derechos Humanos. "La AFL – CIO reconoce las décadas de lucha de Lula para el avance de los derechos de los trabajadores y el fortalecimiento de la democracia". Para la organización, que reune a cuatro entidades gremiales, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) es víctima de las "elites privilegiadas" al servicio de las cuales está el poder judicial que lo encarceló "ilegalmente para impedirle disputar las elecciones de 2018". Junto al dirigente de la AFL-CIO se aguarda la visita, pasado mañana, Pepe Alvarez, secretario general de la española Unión General de los Trabajadores (UGT), informó el portal de la Central Unica de los Trabajadores (CUT) brasileña.
Lula se ha convertido en el "preso político" más notorio del mundo, como lo han llamado desde el semiólogo norteamericano Noam Chomsky al excandidato presidencial de la izuierda francesa Jean Luc-Melenchon. El francés pasó por Curitiba un mes después que Alberto Fernández, el candidato presidencial del Frente de Todos, amplio favorito a vencer los comicios del próximo 27 de octubre.
En su celda solitaria Lula trazó una estrategia política inteligente que le permitió consolidar su liderazgo político nacional y su dimensión de líder de la izquierda democrática latinoamericana. "Se va a pudrir en la cárcel" pronosticó meses atrás el presidente Jair Bolsonaro, cuando imaginaba que su rival estaba condenado al aislamiento político. Y fue al contrario.
El capitán retirado no tuvo una sola reunión con ningún jefe de Estado en su reciente viaje a la Asamblea de la ONU, donde los encuentros bilaterales son moneda corriente, mientras la agenda del político detenido parece la de un jefe de Estado en funciones.
En los dieciocho meses de encierro fue visitado o recibió la solidaridad de prácticamente los referentes de la izquierda mundial y también de exjefes de Estado como el francés Francoise Hollande. Y gestos de solidaridad del papa Francisco que le envió un rosario bendecido.
"Si tuviera un milímetro de duda de la inocencia de Lula no lo visitaría", dijo sin rodeos el mes pasado el juez español Baltazar Garzón, junto con sus críticas al "contaminado proceso Lava Jato" y su mentor el exmagistrado Sergio Moro, actual ministro de Justicia de Jair Bolsonaro.
"Lula está en la cárcel porque en sus gobiernos se dieron pasos gigantes para la justicia social (..) y Bolsonaro es un fulano que no cree en la democracia, en la libertad ni en la igualdad", valoró el sindicalista español Pepe Alvarez, aguardado este jueves en Curitiba.
Hace una semana la alcaldía de Paris declaró al extornero mecánico y dos veces presidente como "Ciudadano de Honor", tras la aprobación de su Consejo Deliberante.La intendenta socialista Anne Hidalgo justificó el reconocimiento en la herencia dejada por las administraciones del petista en las que "treinta millones de brasileños salieron de la pobreza para acceder a derechos escenciales".
Ese argumento se asemeja al invocado por Adolfo Pérez Esquivel cuando lanzó la candidatura del brasileño al Nobel de la Paz, que recogió cientos de miles de firmas de apoyo en todo el mundo. Esquivel fue una de las personalidades que más viajó a Curitiba, tres veces, y en la última habló con este diario sobre sus expectativas del Nobel. Anque fue muy medido en su respuesta dejó abierta la esperanza.
Las deliberaciones dentro del Comité del Nobel son secretas y las "versiones" a cerca de la premiación del político brasileños son son "optimistas". Sea cual fuera el resultado, lo cierto es que Lula "es uno de los candidatos más publicitados, más puestos en evidencia a escala mundial" y esto también colabora con la presión para su libertad, sostuvo el Premio Nobel argentino.