Andrés Giménez y Walter Piancioli, de Los Tipitos, se funden en un abrazo en el escenario del Ópera luego de interpretar una versión íntima, a piano y voz, de “Aura”, de Animal. Minutos después, León Gieco, Eruca Sativa y Sandra Vázquez se cruzan en una versión vibrante y eléctrica de “El fantasma de Canterville”, clásico del músico santafesino. Más tarde, Benito Cerati y Leo García se comparten el micrófono para cantar el estribillo de “#AttentionWhore”, de Zero Kill. Esas escenas, cargadas de fraternidad y emoción, se vivieron el martes por la noche en el concierto por el Día del Estudiante Solidario organizado por la ONG Conduciendo a Conciencia, para recordar a nueve chicos y chicas y una docente del colegio Ecos que perdieron la vida en 2006 en un siniestro automovilístico que podría haberse evitado.
Lo del Ópera fue más que un concierto. Se vivió con la intensidad y versatilidad de un festival. Durante más de tres horas, músicos y músicas de diversos estilos, generaciones y corrientes estéticas se unieron bajo una misma causa: concientizar sobre la seguridad vial. “Pongámosle música a este día tan trágico para muchos padres. Ellos ya han salvado muchas vidas”, invitó Gieco, que ofició de maestro de ceremonias. Y junto a Los Tipitos hicieron “8 de octubre”, una canción escrita por Luis Alberto Spinetta y Gieco para conmemorar este doloroso episodio.
Spinetta, de hecho, fue uno de los principales artistas que impulsó y apoyó desde la hora cero la campaña solidaria de Conduciendo a Conciencia. Por eso su legado también afloró a través de videos, palabras y canciones, como “Holanda”, a cargo de Javier Malosetti al inicio del show, y “Muchacha ojos de papel”, en las voces de todos, sobre el final. “Las banderas que Luis Alberto ha levantado con tanto compromiso y pasión queremos seguir levantándolas nosotros”, dijo Malosetti y un Ópera repleto estalló en aplausos.
El pulso del concierto estuvo marcado por la diversidad. Pasó de todo y para todos los gustos. En un marco distendido, el público pudo disfrutar del vuelo musical del Chango Spasiuk –que pasó de la cálida “Canción de los hermanos” a la bailable “KM 11”-, el carisma escénico de Hilda Lizarazu con “Buscando un símbolo de paz”, de Charly García, con Lito Vitale al piano; la profundidad de Alejandro Lerner en “Indulto” y la sensibilidad de Andrés Giménez en “Ella”, que dedicó a la memoria de su madre. Los Tipitos también entregaron su cuota de festividad cancionera con los hits “Silencio” y “Campanas en la noche” y Leo García llevó a su terreno “Dice el inmigrante”, de Gieco, y “Lago en el cielo”, de Gustavo Cerati.
"El amor de nuestros hijos, que nos abraza día a día, nos llevó una vez al año a tener estos encuentros de amor con estos tremendos músicos y con todos ustedes", dijo Alba Sáenz, madre de Federico Ecker, fallecido en el siniestro vial ocurrido en 2006 en Santa Fe, cuando regresaban de una cruzada solidaria en el Impenetrable chaqueño. "Y ese mismo amor también nos agarró de la mano y nos fue llevando a comunidades muy lejanas del norte de nuestro país, muchas veces desconocidas e invisibilizadas. Escuelas rurales que se sostienen gracias al trabajo diario de docentes y familias que construyen con mucho esfuerzo la educación que sus hijos merecen", resaltó Alba. Es que las familias de los chicos y chicas que murieron en aquel hecho fatídico continuaron ese legado solidario.
Con el lema "Todos fuimos. Todos somos. Todos podemos ser", la organización Conduciendo a Conciencia tiene como fin mejorar la seguridad vial en Argentina. "Tenemos la necesidad de promover desde la infancia el valor de la solidaridad y lo imprescindible que es cuidar a los demás y nosotros mismos", dijeron los familiares desde el escenario. Todo lo recaudado en este concierto será destinado a comprar alimentos no perecederos que serán entregados a 18 escuelas rurales, tres hospitales y salas de primeros auxilios del país. En el evento también dijeron presente Cecilia Carrizo, Luciano Cáceres, Raúl Porchetto y Juan Carr, de Red Solidaria, entre otros.
Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando un maestro rural santiagueño subió al escenario a tocar una versión de "Solo le pido a Dios" en quechua. Es que Gieco regaló guitarras a escuelas de Santiago del Estero para "que se toque la música de cada pueblo". Por eso, el docente de música regaló una chacarera, envuelto en una mezcla de nervios y felicidad. Luego, Benito Cerati se mostró “muy emocionado” y le dio lugar a la palabra. “Es importante mantener el recuerdo. Luego sigue la reflexión y la toma de conciencia. Tenemos que aprender como sociedad de estas cosas”, dijo Benito y se largó con una canción que le pone “la piel de gallina”, “Siempre puedes olvidar”, de García. Y Eruca Sativa, por su parte, dejó unos versos que podrían funcionar como síntesis de la jornada: “Seremos primavera, que no haya sido en vano el dolor /Porque unidos nos sabemos fuertes / Venimos a luchar, para que no seamos invisibles nunca más”.