En el auditorio Jorge Luis Borges no sólo estaban todas las butacas ocupadas, también parte de los pasillos, las escaleras, y cuanto huequito encontrara un público ávido por estar cerca de aquello con lo que trabaja y, quedó demostrado, con lo que se apasiona: la literatura infantil y juvenil. El encuentro Libros y maestros reunió el jueves pasado, durante la mañana y la tarde, a más de doscientos docentes, bibliotecarios, narradores y otros mediadores de lectura con autores y especialistas como Pablo Bernasconi, Silvia Schujer, Patricia Suárez, Mercedes Pérez Sabbi, Carola Martínez Arroyo y Silvina Marsimian, con quienes compartieron experiencias y reflexiones. En el cierre, las Mentiras y moretones del último libro de Bernasconi cobraron cuerpo, voz y música con un bello espectáculo de Andrea Martinoli.   

La iniciativa, que Editorial Sudamericana pone en práctica desde hace ya varios años, muestra la avidez que existe por aprovechar este tipo de instancias de calidad, que para quienes trabajan con libros son también de capacitación. Esta “no daba puntaje”, y sin embargo el público (en un porcentaje importante docentes, esos que tan livianamente se propone “reemplazar con voluntarios”) asiste con entusiasmo, muchas veces recorriendo largas distancias para hacerlo. 

Este año hubo espacio para intercambiar ideas sobre el género de misterio cuando está pensado para los primeros lectores con Norma Huidobro, a propósito de la reciente edición de El ladrón de ciruelas. Y para pensar otros géneros que incluyen la fantasía y la aventura con Patricia Suárez y Mercedes Pérez Sabbi. Silvia Schujer trajo su serie Lucas, junto a su último capítulo, Eso que Lucas se trajo de un sueño. Y la especialista Carola Martínez Arroyo repasó diversos temas alrededor de la literatura de tradición oral en el aula, retomando la Colección Cuentamérica, Cuentamérica naturaleza, Dicen que dicen y Cuentan que cuentan.        

El ancho mundo que se despliega entre Libros y maestros dio pie para pensar también qué ocurre con los “temas difíciles” llevados al aula a través de los libros: el abanico de temas es tan amplio como para abarcar la violencia de género, la identidad sexual, la memoria, la convivencia en las diferencias. Aunque se haya avanzado mucho sobre cada uno de ellos y la literatura los haya incorporado entre muchos otros, son todavía “temas difíciles” –más para el mediador que para el niño receptor, que suele incorporarlos muy naturalmente, desde luego—. Son temas todavía en debate que pueden complejizar la tarea del docente por una simple cuestión: lo comprometen a expresar sus opiniones, explicó la especialista en análisis del discurso Silvina Marsimian. Instalado el debate el público del encuentro, por cierto, las expresó con ganas. 

Ya entrada la tarde, el ilustrador y escritor Pablo Bernasconi presentó Mentiras y moretones. Armado tanto de la palabra como de la imagen, el autor radicado en Bariloche reflexionó sobre los niños y la sospecha (esa es la actitud que, ante todo, tienen ante los libros y ante la vida, explicó), o los libros “para chicos” y “para grandes”. Para el final llegó Andrea Martinoli, junto a Rodrigo Aberastegui al piano e Isabel Rocca en el chelo. Bernasconi no se bajó del escenario, ya que fue ilustrando en vivo los cuentos que iban cobrando vida con la narradora, con mucho humor y ternura. Y que seguirán cobrando nuevas vidas en cada vínculo lector.