Es fácil entender por qué Horacio Rodríguez Larreta ocultó a Mauricio Macri en el debate de los candidatos porteños. Está obsesionado por ganar en primera vuelta y, según el último estudio de Gustavo Córdoba y Asociados, la imagen negativa del Presidente llegó al 60 por ciento. Un declive que se entiende en toda su dimensión con otro dato: no solo Alberto Fernández tiene imagen positiva. También Cristina Fernández de Kirchner. En el caso de la ex Presidenta la tendencia se invirtió en menos de un año.
Es más difícil entender por qué Matías Lammens, cuyo objetivo es llegar al ballottage en la CABA, no nacionalizó el debate de anoche. A simple vista nacionalizar tenía, para el peronismo y aliados, dos elementos a favor. Uno, Macri. El Presidente hizo precalentamiento en las Barrancas de Belgrano antes de su gira nacional de despedida porque en ese barrió ganó bien. En grandes comunas del resto de la ciudad su fuerza menguó respecto de las elecciones de 2015 y 2017. El macrismo no solo perdió en el sur. Juntos por el Cambio decayó en los barrios aledaños a la avenida Rivadavia, ese larguísimo cordón de clase media que incluye Almagro, Caballito y Flores. El segundo punto a favor para Lammens era, o es, Alberto Fernández, que en las PASO no ganó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pero piloteó una ola en ascenso.
Ante un Rodríguez Larreta que vistió remera oscura, pareció presentarse como Mister Concreto y apabulló con viaductos, plazas, promesa de diez mil cámaras más y departamentos de policía barriales, un Lammens se diferenció sobre todo en el último tramo, y no solo por su camisa blanca. “Horacio, no pudieron construir un solo hospital en 12 años”, dijo el principal candidato opositor. “La gente viaja mal en subte y no hicieron nada. Hay 22 mil chicos sin vacantes. No pudiste terminar los jardines maternales.” En ese mismo párrafo dijo su palabra más fuerte en la noche del 10 de octubre: “Es inmoral”. En la conclusión final repitió la palabra “inmoral” y pegó sobre el flanco débil de Macri y Larreta en la Capital Federal. Fue cuando recordó el empobrecimiento de la clase media.
Lammens lució más fuerte cuando achacó a Larreta que no presentó a tiempo los números del presupuesto ni los del delito.
“Bueno, se puso más picante”, sonrió en ese momento el tercero de las PASO, Matías Tombolini de Consenso Federal y saco y corbata. Tombolini sí quiso dejar una referencia nacional: “Estoy orgulloso de participar en una lista con Roberto Lavagna, el mejor ministro de Economía de los últimos 40 años”.
De camisa sin saco ni corbata, como Lammens, el legislador porteño y candidato del Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad Gabriel Solano también nacionalizó. Su referencia, negativa, fue la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, criticada por su bendición al policía acusado de homicidio Luis Chocobar. Presentó la política porteña de seguridad como una réplica de la nacional. Dijo que con tantas cámaras Buenos Aires se convertiría en un Gran Hermano. Igual que en su alegato final, cuando llamó a no votar por Larreta para llegar al ballottage pero sí a él porque, argumentó, el FIT no promete pagar la deuda con el Fondo.
Focalizado en polarizar con Rodríguez Larreta, Lammens evitó confrontar con Solano. Prefirió decirle al jefe de Gobierno que hay que “evitar los abusos policiales”. Y antes que responder a Solano cuando el candidato del FIT dijo que en la privatización de 400 hectáreas hubo “complicidad” del peronismo, eligió prometer que construirá viviendas sociales y contar que todos los dueños de pymes, como él, le dicen que están solos porque “el gobierno de Cambiemos optó por el negocio financiero”.
Con intención de mostrarse resolutivo, Tombolini propuso cooperativizar la recolección y procesamiento de basura como en California (generación de energía incluida) y conseguir el traspaso de la terminal de ómnibus y mejorarla. Uno de sus remates no le debe haber gustado al oficialismo. “Antes la luz se te cortaba”, dijo mirando a la cámara. “Ahora no la podés pagar porque la luz subió un 2500 por ciento.” Y, tras recordar que solo una cosa se vende más, la mostró: una vela.