Tribunas. Si bien no se podía aplaudir -una sola vez, con el cierre de Lammens, a alguien se le escapó un aplauso- las tribunas estuvieron nutridas. Por el oficialismo, se pudo ver al vicejefe Diego Santilli, a Martín Lousteau, a Maximiliano Ferraro, de la Coalición Cívica, a Graciela Ocaña, al socialista Roy Cortina, además de múltiples funcionarios del Gobierno porteño. A Lammens, lo acompañaron Gisela Marziotta, Mariano Recalde, Claudia Neira, Pino Solanas y Dora Barrancos. Por el FIT-U, estuvieron Myriam Bregman, Néstor Pitrola, María del Carmen Verdú y la candidata a vicejefa, Vanesa Gagliardi.

Catering. Todos bregaban por tener la pulsera gris, que era la que habilitaba para llegar a la barra. Mayormente hubo medialunas, infusiones, gaseosas y agua mineral por cuenta del Tribunal Superior de Justicia, que organizó el debate porteño. Sus miembros se sentaron en primera fila a ver a los candidatos.

Informales. Solo Tombolini usó un saco para el debate. Lammens y Solano eligieron una camisa blanca, en el caso de este último arremangada. Pero Larreta les ganó a todos: llegó con una remera negra. No obstante, el que se mostró más suelto fue Tombolini. En un momento, comentó: "Está buena la experiencia del debate. Es casi como un reality". Uno de sus mejores momentos fue cuando le pregunto al candidato de la izquierda qué le parecía hacer crowdfunding para ayudar a las bandas chicas del under. Solano no respondió.

Olvidado. Promediaban las presentaciones y el moderador Guillermo Andino -que atravesó una polémica por contar que forzó el nacimiento de su hija sin consensuarlo con la madre- dijo: "Bueno, ya se presentaron todos los candidatos". Un rumor surgió de la tribuna del FIT-U. Se había olvidado del candidato Gabriel Solano, quien tuvo su minuto de presentación. Luego Andino le pidió disculpas.