Hermanadas, “mujeres indígenas por el buen vivir” de 36 naciones originarias quieren que las reciba el ministro del Interior Rogelio Frigerio para plantearle las diversas problemáticas que viven en sus territorios de norte a sur del país. Sara Chavarría y Fabiola Roda, integrantes del pueblo tapiete de Tartagal, fueron desde Salta para denunciar la violencia institucional que sufre su comunidad.
“Nos juntamos aquí con mis hermanas de las distintas localidades, vinimos a reclamar la desaparición de los hijos, los femicidios. Estoy aquí por mi comunidad porque está siendo maltratada institucionalmente en la escuela, la Policía y áreas de salud”, manifestó a Salta/12 Chavarría. Ella y Roda son de la Comunidad Misión Tapietes.
La mujer especificó que en la escuela primaria 12 de Octubre, los chicos y las chicas indígenas sufren maltrato y discriminación, apuntó al personal de maestranza y a la indiferencia de la directora para resolver las problemáticas que han planteado las madres y padres. “Estoy denunciando el maltrato en la alimentación”, sostuvo. Chavarría afirmó que los niños y niñas vuelven llorando “porque les gritonean”. Dijo que si van a reclamar las tratan de “problemáticas”. Por estas razones, la mitad de la matrícula de 200 estudiantes pertenecientes al pueblo tapiete dejó la escuela, aseveró.
Roda por su parte, dijo que tiene tres hijos en la misma escuela y que sufren “maltratos por las maestras”. Contó que cuando una de sus hijas no llevó una cartilla que le habían pedido, la docente le recriminó que no lo haya comprado a pesar de que su madre cobra la AUH. La mujer planteó que las maestras desconocen su situación, “no podemos comprar todo lo que piden porque (los chicos) también necesitan comer”. En otro caso aseguró que cuando su hija de siete años no quiso pasar al pizarrón la docente le dijo “¿qué sos? ¿burra?”. “Me quejé una vez y fue peor”, lamentó. También indicó que la comida no alcanza, “hacen guiso con poca carne y escasa verdura. Los chicos no saben lo que es verdura, porque no hay en la comunidad”.
Abusos policiales
Chavarría dijo que sus “hermanos no pueden asistir a la secundaria porque son golpeados por la Policía”. “Queremos un futuro para nuestros hijos pero de este modo, no. Toda la comunidad es maltratada y queremos que nos respeten. No queremos más maltrato”, aseguró.
Roda denunció que el pasado 22 de julio toda su familia sufrió un hecho de violencia policial y aseguró que les armaron una causa penal por la que terminaron detenidos sus hermanos y una sobrina. Los acusaron por los delitos de atentado, lesiones y resistencia a la autoridad.
Relató que ese día ella misma llamó a la Policía porque vio a un chico haciendo disparos cerca de su casa. Llegaron 30 policías que terminaron disparándole con balas de goma e insultando a su familia.
A raíz de esta agresión, uno de sus hermanos fue internado en el Hospital de Tartagal porque recibió tres balas de goma en el estómago; Roda dijo que aún tiene la mitad de la herida abierta. También fue lesionado otro de sus hermanos. Su marido fue herido y le amputaron un dedo. Además de las lesiones sufridas, los tres hombres ahora están procesados, detenidos aunque con prisión domiciliaria y perdieron sus trabajos.
Ese 22 de julio había llegado de visita otro hermano en su auto. Roda dijo que este hombre trasladó a los heridos y a una sobrina al Hospital y que la policía los persiguió y los acusó de darse a la fuga. Este hombre también fue detenido y luego liberado. La mujer agregó que la Policía ese día no dejaba que sus familiares reciban atención médica y que los bajaron a golpes del auto y a su sobrina, de los pelos.
En Misión Tapietes viven alrededor de 300 personas, Roda también señaló que no tienen acceso a la salud, hay una salita para la comunidad que no cuenta con recursos y “solo asisten dos enfermeros”, sostuvo.
Representatividad
Las dos mujeres que protestan en Buenos Aires relataron a Salta/12 que los funcionarios de la provincia siempre quieren hablar con los caciques, y no con los restantes miembros comunitarios, con lo cual se ven imposibilitadas de plantear sus necesidades.
En este caso Roda y Chavarría viajaron a un encuentro de mujeres indígenas autoconvocadas. Dijeron que quieren hacerse oír: “Vinimos a hablar nosotras, queremos que nos escuchen y que el ministro nos dé una solución”, aseguraron. También dijeron que están atravesadas por la pobreza, las disputas territoriales, en este caso con criollos, y que faltan becas para que los chicos y las chicas puedan estudiar.
Las demandas de las mujeres de las 36 naciones indígenas son amplias y diversas: “Libre determinación de los pueblos; cupos laborales en lo privado y en lo público”; se pronuncian contra el extractivismo, “venimos a proponer un buen vivir”. “Estamos abiertas al diálogo. Queremos que el ministro escuche nuestras demandas. Son 500 años de resistencia. Para nosotros no hay solución. Que nos reconozcan los territorios. Que las hermanas en el norte tengan agua. Una respuesta nos tiene que dar. Estamos dispuestas a soportar lo que venga”, planteó Marilin Cañío, mapuche, de Chubut, quien prestó su teléfono para la comunicación telefónica con las mujeres de Salta.