La nueva dureza contra los inmigrantes del presidente Donald Trump está tomando rápidos tonos grotescos. Ayer se denunció que, pese a que la política inmigratoria supuestamente no distingue por religiones, el hijo del fallecido boxeador Muhammad Ali fue demorado por dos horas en el aeropuerto de Fort Lauderdale-Hollywood, Florida, por su religión. Y eso que Muhammad Ali Jr es norteamericano nacido y criado.
El incidente ocurrió el 7 de febrero pero recién fue denunciado ayer por el abogado de la familia, Chris Mancini. Sucedió cuando Alí, de 44 años de edad, volvía de Jamaica con su madre Khalila Camacho, una de las ex mujeres del campeón de los pesados. Al aterrizar, ambos llegaron a Migraciones y el oficial que les tocó les preguntó si eran musulmanes. De inmediato fueron llevados a un cuarto para interrogación.
Khalila tenía encima una foto con Muhammad Ali de cuando estaban casados, con lo que fue liberada rápidamente, pero su hijo no tenía ninguna foto y fue demorado por más de dos horas. Según contó, le preguntaron por qué tenía ese nombre, por qué era musulmán, además de a dónde vivía y a qué se dedicaba.
El abogado Mancini, viejo amigo de los Alí, denunció la situación como una prueba de que la nueva política migratoria de Trump sí es antimusulmana, algo que el gobierno niega. Como se sabe, en enero Trump firmó un decreto prohibiendo el ingreso de ciudadanos de siete países, todos de mayoría musulmana, aunque fueran residentes permanentes en Estados Unidos o tuvieran visas válidas. La orden generó protestas en varios aeropuertos y dejó literalmente encerrados a refugiados que habían llegado al país justo ese día.
Varios tribunales suspendieron la validez del decreto, explicando que es absolutamente inconstitucional tomar medidas de gobierno en base a la religión de las personas. La constitución de los Estados Unidos prohíbe expresamente privilegiar una religión sobre cualquier otra, con lo que es doctrina establecida que tampoco se puede perjudicar a una frente a otras. El gobierno apeló los fallos y perdió, con lo que prefirió no llevar el caso a la Corte Suprema sino anunciar un nuevo decreto “más ajustado”.
El de Alí es el primer caso conocido en que un norteamericano nativo es tratado de esta manera bajo el nuevo gobierno.