La economía termina este año en una situación crítica. No hace falta leer los informes de los economistas opositores o de los centros de investigación heterodoxos para entender el deterioro de la macro. La última presentación de Ricardo Arriazu hace un resumen preciso de los principales puntos de desorden. Economía en recesión. Elevada tasa de inflación. Deterioro fiscal. Bajo nivel de reservas. Nulo financiamiento externo. Precio internacional de las materias primas sin expectativa de alza. Controles cambiarios.
Los datos duros de este desorden económico aparecieron también en el último informe de la consultora de Carlos Melconian. Para diciembre estimaron que la inflación se ubicará por encima del 55 por ciento interanual, la deuda pública total sumará en torno de 340 mil millones de dólares y el desequilibrio fiscal arrojará un rojo cercano a 3 puntos y medio del PIB. Este déficit fiscal computa tanto el resultado primario como el financiero (es decir sumando los pagos de intereses de la deuda).
El Ministerio de Hacienda no es el único que termina con los números en rojo. El otro desbalance importante lo tiene el Banco Central. Las estimaciones de la consultora de Melconian indican que las reservas netas de la autoridad monetaria terminarán este año por debajo de los 8500 millones de dólares. El otro dato preocupante es que el patrimonio neto de la entidad finalizará con un negativo de 35 mil millones de dólares.
El cálculo para conocer este patrimonio neto no es complejo de seguir. Los pasivos del organismo a cargo de Guido Sandleris ascenderán en 2019 al equivalente a 80 mil millones de dólares. Esto se explica por las deudas del Central en moneda extranjera (31 mil millones de dólares), la Base Monetaria (equivalente a 26 millones de dólares) y el pasivo de las Leliq (equivalente a 23 mil millones de dólares).
Los activos –por el otro lado- se ubicarán en 45 mil millones de dólares. En este monto se cuentan tanto las reservas brutas como los títulos en manos del Central negociables en el mercado. No se consideraron títulos no negociables por 20 mil millones de dólares porque no pueden transformarse en liquidez. El Central sólo lo incorpora entre sus estadísticas como una estrategia contable para reducir el desequilibrio del balance.
El rojo de las cuentas del Central tiene como contracara el buen desempeño de los bancos. Entre los principales activos de las entidades financieras aparecen las Lebac y las Leliq. Son las mismas Letras que figuran como uno de los principales pasivos del BC. Los desequilibrios son importantes. Esta semana el titular del Central Guido Sandleris dedicó casi 10 minutos de una conferencia de prensa a asegurar que esta deuda no preocupa. Pero los banqueros piensan otra cosa y en las últimas semanas empezaron a migrar inversiones de Leliq a pases a 24 horas para intentar cubrirse de posibles medidas de la autoridad monetaria.
Los ingresos embolsados por los bancos en el último año a partir de las inversiones en letras de corto plazo ascendieron a 700 mil millones de pesos. El monto es superior a los 10 mil millones de dólares y equivale a casi todo el déficit fiscal del Tesoro. El 90 por ciento del patrimonio neto de los bancos se explica por las ganancias de Lebac y Leliq registradas durante el último año. El dato deja en evidencia el nivel de exposición que tiene la banca a un canje de los pasivos monetarios por un bono a largo plazo. También muestra el desacople notable entre la economía productiva y la financiera. Las industrias producen al 60 por ciento de la capacidad instalada por el desplome de la demanda del mercado interno mientras los bancos invierten en títulos con rendimientos superiores al 60 por ciento anual.