Cuando se ingresa en la semana de las elecciones en Bolivia, las encuestas dan a Evo Morales casi diez puntos arriba del candidato opositor con más expectativa de voto: el periodista y escritor Carlos Mesa. La diferencia no le garantiza por si sola su cuarto mandato consecutivo al presidente, pero está cerca de lograr el segundo requisito para imponerse en la primera vuelta: un piso del 40 por ciento en los sufragios. El sistema electoral boliviano señala que se gana con más del 50 % o con aquel porcentaje pero siempre que la diferencia sea del 10 % sobre el segundo.
El líder del Movimiento al Socialismo (MAS) según un muestreo de Vía Ciencia difundido por la red Unitel tiene el 38,8 % de las preferencias electorales y su rival de Comunidad Ciudadana (CC) el 28,4. El estudio se difundió el último viernes. Los otros aspirantes a la presidencia – hay siete más – están en pronunciado declive a no ser por la excepción del coreano nacionalizado Chi Hyun Chung, quien escaló al cuarto lugar desde la nada con el 5,8%. Lo comparan con Jair Bolsonaro por su impronta evangélica y una misoginia tan marcada como sus ataques a la comunidad LGBT desde el partido Demócrata Cristiano cuya fórmula encabeza. Su caso es un fenómeno típico de las iglesias electrónicas, de las que fundó unas setenta en la nación que lo adoptó.
Bolivia es el país que más creció de América Latina en la última década. Por eso su campaña electoral se vertebra sobre dos ejes bien precisos. El éxito del oficialismo en materia socio-económica, ya que puede mostrar cómo se benefició a la amplia mayoría de la población cuya renta per cápita se ha triplicado. El otro eje es la campaña de la oposición para horadar la legitimidad de Morales por un referéndum que le dijo “no” -por estrecho margen- cuando aspiraba a ésta, su cuarta postulación. Un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) del 28 de noviembre de 2017 lo habilitó a presentarse basándose en el artículo 256 de la Constitución y la Convención Americana de Derechos Humanos.
Evo llegó al gobierno el 22 de enero de 2006 y en sus casi catorce años de mandato sufrió un desgaste previsible. Pero esa característica común a toda larga gestión, no derivó en una ostensible caída de su imagen. Al contrario, según un estudio de la organización CELAG es tan positiva en la población que asciende al 54 %. Pero además, podría vencer en primera vuelta y lo haría también en un eventual ballottage aunque de manera más apretada. Por ahora va imponiéndose en seis de los nueve departamentos de Bolivia: La Paz, Oruro, Cochabamba, Pando, Chuquisaca y Potosí, aun cuando en este último un paro cívico se está prolongando por tiempo indefinido.
El sábado pasado Morales realizó un acto en Potosí donde denunció: “Algunos grupos están diciendo que si gana Evo vamos a desconocer su triunfo. Si gana Evo ya tienen planificado, quiero que sepan, hacer un golpe de Estado. Después hablan de democracia, después nos acusan de dictadura, ahí están los grupos golpistas”. El sábado 26 de octubre el presidente cumplirá 60 años y ya sabrá cómo sigue su futuro político. Su principal rival, en una extensa entrevista que le brindó al canal de TV alemán Deutsche Welle desafió: “Yo no reconozco la candidatura ilegal de Morales, pero participo de las elecciones porque no voy a regalarle la elección como los venezolanos se la regalaron al chavismo”.
Los colaboradores de Evo descuentan el triunfo. El ministro de Gobierno Carlos Romero aseguró en una entrevista con Unitel: “En todas las encuestas el MAS saca una ventaja considerable, pero además hay dos factores que nos hacen tener absoluta certeza de que las elecciones nacionales se van a resolver el 20 de octubre en una primera vuelta: el voto oculto y el hecho de que la gente opta, en última instancia, por la certidumbre. El único candidato que da certidumbre de sostenibilidad en el crecimiento económico del país es Evo Morales”.
Su contracara es Ricardo Paz, el coordinador nacional de Comunidad Ciudadana. Exultante dijo que “el fin de Evo Morales como gobernante está cerca” porque “la tendencia es a un crecimiento muy grande y avasallador de Carlos Mesa. La segunda vuelta es un hecho”. El optimismo de la oposición liderada por el ex vice de Gonzalo Sánchez de Lozada – quien lo sucedió en la presidencia durante la llamada “guerra del gas” y cuando crecía la popularidad del propio Evo como dirigente cocalero – se basa en la misma encuesta de Unitel que le da la victoria a Morales. Ocurre que esa muestra reciente le da menos puntos de ventaja porcentuales a Evo si se la compara con otra de septiembre.
En el tercer lugar se encuentra el senador de Santa Cruz, Oscar Ortiz, de Bolivia Dice No con el 9.6% y en la cuarta posición el médico y pastor coreano Chi Hyun Chung. Al congresista de Oriente, quien profundizó en estos días su campaña electoral en la Chiquitania donde se produjeron graves incendios forestales, las encuestas no le dan una proyección nacional que le permita desplazar a Mesa de la eventual segunda vuelta. Al contrario, Chi se aproxima al caudal de votos de Ortiz y el candidato de Comunidad Ciudadana se mantiene como el principal contrincante de Morales.
Bolivia elegirá además de a su fórmula presidencial (Evo repite con Álvaro García Linera de compañero), unos 130 diputados del Estado Plurinacional y 36 senadores a razón de cuatro por cada uno de los nueve departamentos. Todos los cargos cubrirán el período 2020-2025 y si se produjera el ballottage será el 15 de diciembre próximo, a casi dos meses de la primera vuelta. En esa instancia, Evo – según la encuesta de Intel que se difundió la semana pasada- ganaría con el 44 % contra un 40 % de Mesa porque el voto opositor aumentaría acompañando la candidatura de su rival.
La ley electoral boliviana prevé que si las restantes fuerzas que aspiran a llegar al gobierno no obtienen un piso del 3 por ciento de los votos, perderán su personería jurídica. Hoy corren ese riesgo desde el histórico Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) que fundaron el 7 de junio de 1942 dos ex presidentes como Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Zuazo hasta partidos mucho más nuevos como Movimiento Tercer Sistema de Félix Patzi, gobernador del departamento de La Paz y ex ministro de Educación de Evo. Varios de ellos no superan hoy al 2 por ciento de los votos en los sondeos.