El crecimiento de la actividad teatral salteña en los últimos años en cuanto a propuestas y cantidad de grupos, la necesidad de datos que permitan conocer la impronta que tiene el teatro local, así como el interés cada vez mayor por parte de investigadores interesados en la cultura de la provincia, son algunos de los motivantes que están movilizando el rescate de diferentes fuentes documentales históricas y la conservación de material para la creación de una memoria teatral con una mirada salteña.
La recuperación del pasado del teatro de la provincia ya es algo que se viene trabajando desde la década del 90. Graciela Balestrino y Marcela Sosa son dos referentes centrales porque realizaron investigaciones que permiten unas primeras aproximaciones a la historia teatral local. En sus publicaciones se reconoce que la actividad data desde principios del siglo XX, aunque de los nombres de los actores y grupos locales de los primeros años no quedaron registros. Por eso comenzó a tomar gran importancia el relato de los propios protagonistas para la construcción de la historia.
Alma Canobbio, teatrista y miembro del grupo que gestiona el Ciclo “Vino al Teatro” que busca la divulgación del teatro de Salta, plantea que es importante trabajar desde la confianza que da el pasado: “Cuando empezamos a ver cuál iba ser nuestra dirección de trabajo, nos dimos cuenta que necesitábamos por lo menos tener un diagnóstico, no a nivel de investigación académica, sino poner el paño actual de la cartografía de nuestra memoria, decir de dónde venimos para saber qué teatro tenemos y en qué dirección podemos ir.”
El Instituto Nacional de Teatro también colaboró en la recuperación de esa memoria a través del Plan “Archivo Teatro NOA” realizado en el 2018. La propuesta permitió la búsqueda, conservación y el archivo de documentos como partes de prensa, fotografías, programas y afiches para la reconstrucción de la historia institucional y el conocimiento del impacto de la Ley Nacional de Teatro 24.800. En ese marco, también se elaboraron entrevistas que luego fueron publicadas en un documental.
Conservar es hacer memoria
La experiencia del teatro es efímera. Si bien un espectáculo puede repetirse, nunca se produce exactamente lo mismo en una función y en otra. Por eso es importante conservar aquellos elementos tangibles que puedan resultar como fuentes que documenten el trayecto de los grupos: libretos, cuadernos de dirección, planteo escenográfico y de luces, programas, filmaciones.
Las instituciones del estado relacionadas a la actividad cultural suelen guardar documentos de índole jurídico y económico, pero no aquello relacionado a lo artístico. Es por eso que en 2008 se creó el CEDAS (Centro de Documentación Artística de Salta), para resguardar todos aquellos documentos que en la administración pública no se encuadran dentro del régimen de guarda permanente.
Manuel Agüero, actual representante salteño del Instituto Nacional de Teatro y quien generó este centro de documentación menciona: “Hablando de teatro tenemos como dos grandes frentes: recuperar lo que se estaba por perder que es la memoria y por otro lado, activar todo un sistema de registro de la actividad cultural por lo menos de lo que generaría el estado”. Aclara también, que la intención del CEDAS es buscar el espacio permanente de resguardo que sirva a los investigadores como fuentes para contar la historia cultural.
Sea a través del rescate de fuentes históricas o por el resguardo de material que permita seguir escribiendo un relato salteño del teatro, las acciones que están realizando los grupos y las instituciones sirven a los elencos para tener registro y constancia de su propio hacer pero también para escribir la historia local, reconociendo los propios trayectos y poéticas.