La segunda edición del Festi Oktubre al Dente fue una verdadera fiesta popular de la cultura urbana. Durante todo el domingo, el encuentro reunió en la calle a expresiones artísticas diversas que conviven cotidianamente en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. Arte callejero, bodypainting, gastronomía, competencias de freestyle y skate, grafiti, artes plásticas, números de clows y música en vivo fueron las protagonistas de la jornada, con entrada libre y gratuita. La tarde soleada, además, colaboró para que se acercaran cientos de vecinas y vecinos de diferentes puntos de la Ciudad. La calle Ravignani, en el corazón de Palermo, se convirtió en una gran feria cultural donde podías encontrarte a pibitos de un año cabalgando un caballo de juguete y a grupos de amigos con remeras de los Stones tomando una birra artesanal en alguna vereda.
El escenario principal, frente a FM Oktubre, fue uno de los focos de mayor concentración y atención del público. El atractivo, tal vez, tuvo que ver con lo ecléctico de su propuesta. Por allí pasaron desde Jóvenes Pordioseros hasta Zero Kill, la banda de Benito Cerati; y el punk rabioso de Daraa. Envuelto con una bandera de Argentina, Toti Iglesias inauguró el primer pogo de la jornada con “Descontrolado”, una canción que no paró de sonar en las radios. La que tampoco se guardó nada y sacó a relucir su experiencia festivalera fue Turf. El grupo de Joaquín Levinton desplegó su batería de hits: “Loco un poco”, “Yo no me quiero casar ¿Y usted?” y “Pasos al costado” y “Magia blanca”. Este espacio, también, funcionó como plataforma ideal para el regreso a los escenarios de Fuerte Apache, un grupo de rap pionero oriundo de un barrio popular de la zona oeste. “"Seguro tenés un hijo/ Al que darle de comer/ Y esta la policía, que no te deja de joder", rapearon en "El mundo al Revez".
La cultura emergente y alternativa estuvo más representada en el escenario Al Dente, ubicado en la esquina de Gorriti. “Este es un festi para compartir”, lanzó desde el escenario Picnic después de un set súper bailable y reggaetonero. “Está buenísimo unir todas las vetas artísticas. Creo que a los artistas nos falta un poco de unión, y esto está buenísimo porque se rompen un poco los egos. Y es la oportunidad para conocer artistas nuevos”, le dijo a Página/12 Agustín Cassano, cantante y compositor de Picnic. “Hacés onda con otros artista y te ve gente que no te conoce”, resaltó. Con bases electrónicas y dos bailarinas en escena, Picnic fusionó su set con el músico de reggaetón y perreo, Owin. “Estoy cambiando de aire, hago más shows de noche pero ahora con Picnic empezamos un proyecto juntos. ¡La unión hace la fuerza!”, lanza, fiel al espíritu del festi.
En ese mismo escenario, mostraron su propuesta la banda de pop melódico Triciclo, Under MC, FLU OS -integrado por Benicio y Ángelo Mutti, nietos de Spinetta- y uno de los traperos del momento y fundador de El Quinto Escalón, Ysy A. Mientras la famosa cocinera Chantal Abad enseñaba a hacer una torta en la carpa de gastronomía, un grafitero se lucía dibujando el rostro de una mujer gritando y dos chicas, a unos metros, usaban sus cuerpos como lienzos. Había, también, un stand sobre reciclaje de residuos y otro dedicado a la revista El Planeta Urbano. Si bien la propuesta reunió en su mayoría a jóvenes, también cautivó a públicos de todas las edades. Una escena recurrente era la de las familias con niños y carritos de bebé. Una payasa, de hecho, era la favorita de los más chicos.
“La idea central era hacer un evento gratuito y para toda la familia. Y que tuviese a nivel musical muchísimas mujeres, que tiene que ver con la identidad de la radio. Por eso estuvieron presentes las chicas del colectivo Pibas con Pelotas, que está buenísimo todo lo que comunican y para nosotros es una toma de posición”, destaca Mikki Lusardi, periodista de larga trayectoria y una de las figuras de FM Oktubre. La participación de la rapera Kris Alaniz, Vicky Bernardi o el rock clásico de Grisel y Les Viniles dan cuenta de ello.
Las nuevas escenas y tribus urbanas como el trap son centrales en la programación musical de la radio. “Si bien es cierto que tendemos a hablarle a un segmento en particular a nivel etario, pero la idea en general es llegar a un montón de gente, no solo la que piensa como uno. Es un desafío pensar cómo hablarle a personas con recorridos, historias, lenguajes y géneros distintos”, dice Lusardi. “La línea de curaduría está vinculada con la cultura urbana, como el frestyle y el hip hop, pero también suena Motorhead. “Wos, por ejemplo, toca con una formación de banda, y toma elementos y formas de la música de los '80 o del underground, como referencias a Los Redondos. Pero a la vez toca algo que se está inventando. Y dice un montón de cosas en las letras. El arte es un entramado y un diálogo”.