Los tres policías porteños detenidos por la muerte de un remisero recibieron el beneficio de la excarcelación por parte de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Se trata de la inspectora Beatriz Manzanelli y la oficial Daniela López, que ya gozaban de arresto domiciliario, y el oficial primero Ramón Pérez, que hasta hoy había estado arrestado en un penal federal. Los camaristas Julio Lucini, Mariano González Palazzo y Magdalena Laiño le otorgaron la excarcelación bajo una fianza de 100 mil pesos.
El 1º de octubre pasado, cerca de las 11:30 de la mañana, Pérez y Manzanelli llegaron en un vehículo policial a Malabia al 900, en el barrio de Villa Crespo, para realizar una citación judicial. Allí se encontraron con López, que estaba en la vereda y se pusieron a charlar. Minutos después, un Volkswagen Polo conducido por el remisero Claudio Romano, frenó detrás del vehículo policial.
Romano trabajaba como chofer para una ART y bajó del auto con manos ensangrentadas y con una navaja. Sin mediar palabra, el remisero atacó a Pérez, que se hallaba al volante del móvil policial, a través de la ventanilla. El efectivo, lesionado en su mano y brazo izquierdos, y en el cuello, logró disparar desde dentro del auto.
En ese momento, Romano pasó delante del patrullero y caminó hacia Manzanelli, quien ya había bajado de la unidad, y recibió los primeros disparos que lo tumbaron al suelo. Segundos más tarde, Pérez le pegó a Romano una patada en la cabeza y más tarde la víctima fue rematada cuando quiso volver a incorporarse. Los policías remataron al hombre cuando ya estaba herido en el piso e intentaba reincorporarse, 52 segundos después de haber caído por los primeros disparos.
Una cámara de seguridad captó el hecho . La autopsia reveló que Romano fue muerto de siete balazos, aunque la abogada María del Carmen Verdú, de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y quien representa a la pareja de Romano como querellante en el expediente, reveló que los balazos fueron nueve.
Según las fuentes, el remisero recibió la mayoría de los disparos de la cintura para abajo y el disparo mortal fue uno en el pecho que le atravesó los dos pulmones y afectó una arteria del corazón. La Justicia investiga también cómo se produjeron las heridas que Romano tenía previas a los balazos -un corte en una muñeca y dos puntazos en el abdomen-, y si cabe la posibilidad de que hubieran sido autoinfligidas en un intento de suicidio previo.
En la escena del hecho se secuestró la navaja con la que atacó a los policías y que habría sido la que le provocó las heridas. Los tres policías adujeron que dispararon porque vieron al hombre “enajenado" y que no encontraron otra manera de reducirlo porque temieron por sus vidas.
La semana pasada, la jueza en lo Criminal y Correccional 49 porteña, Ángeles Gómez Maiorano, había dispuesto que Manzanelli y López cumpliesen en sus domicilios el arresto por el homicidio de Romano, dado que, de acuerdo a un vocero policial, “ambas son madres de niños chiquitos, lactantes, y ese fue el motivo por el que la magistrada decidió mandarlas a su domicilio". Antes, la jueza había rechazado los pedidos de excarcelación por parte de las defensas, que apelaron y hoy lograron el beneficio de la Cámara.
La excarcelación se produce antes de que Gómez Maiorano resolviera la situación procesal de los tres efectivos, que pertenecen a la comisaría 15 B de la Policía de la Ciudad. A partir de ahora queda dilucidar si los policías actuaron en legítima defensa o si todos o alguno de ellos cometió algún tipo de delito, en el marco de la llamada “doctrina Chocobar”, que alienta el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich.