Como los patos (y no, los gatos), el presidente Mauricio Macri va dejando a cada paso su estela machirula. El feminista menos pensado abre la boca y menosprecia a las mujeres. Y lo hace sin pudor, justo un día después de la finalización del 34° Encuentro ahora Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No binaries, en el que se cantó, entre otras demandas, contra la políticas neoliberales y el endeudamiento con el FMI, que encarna su Gobierno. Otra forma de violentar la vida de las mujeres y las disidencias.

Ya en 2014, Macri había celebrado el acoso callejero. “A todas las mujeres les gusta que les digan un piropo. Aquellas que dicen que no, que se ofenden, no les creo nada. No puede haber nada más lindo, por más que esté acompañado de una grosería, que te digan 'qué lindo culo que tenés', está todo bien”. Lo dijo cuando era jefe de Gobierno porteño.

Ahora, para criticar la política económica del kichnerismo, el presidente dio su particular visión sobre el populismo: “El populismo te hipoteca el futuro para que vos vivas un presente. Y cuando se acaba, se acaba", afirmó en declaraciones a una radio de la localidad de Pergamino y luego comparó: " Es como ceder la administración de tu casa a tu mujer, y ella en vez de haber pagado las cuentas, usó la tarjeta. Un día te vienen a hipotecar la casa".

Quién “cede” es quien tiene el control, el poder: esa es la concepción de Macri de una pareja: el hombre domina, decide, y ella, acata, acepta sus órdenes y sus decisiones.

En su frase, Macri se basó en un estereotipo de género sobre hábitos de consumo y quién financia los gastos del hogar que ya es vetusto, incorrecto, y sobre todo, clasista. Refiere a esa imagen de mujer “mantenida” y “gastadora”, que no le importa “reventarle” la tarjeta de crédito al marido, y que vive desconectada de la preocupación por la economía de la casa, que compra y consume casi como una forma de desquitarse broncas conyugales. Esa imagen, que dista y mucho de la realidad de la mayoría de las mujeres en el país, rankea con el estereotipo de “suegra insufrible”, también machirulo.

Los indicadores económicos demuestran que la proporción de mujeres sin ingresos propios ha disminuido. Las mujeres no vivimos de hombres que nos mantienen ni de su tarjeta de crédito, sobre todo en contextos de crisis económica, al que llegamos –vale la pena recordar-- de la mano de un equipo económico absolutamente machirulo, al punto de que en mayo de 2018, cuando viajó a Washington a pedir plata recibió una crítica inesperada de parte de Christine Lagarde, entonces titular del FMI, por la composición netamente masculina de la comitiva del gobierno argentino. "Estás corto de mujeres", le espetó Lagarde al titular de Hacienda en ese momento, Nicolás Dujovne. "Lo mejoraremos", atinó a expresar Dujovne, entre sonrisas, en lo que fue la primera foto que dio inicio a las conversaciones formales entre el gobierno de Mauricio Macri y el FMI. ¿Quién reventó la tarjeta y nos hipotecó, entonces, presidente?

Las mujeres son las que paran la olla, las que ceden su comida para alimentar a su familia, cuando en la mesa el alimento es escaso, las que administran la pobreza y patean la calle –como enseñó Lita de Lázzari—buscando los mejores precios, para que rinda lo que entra, de sueldo enflaquecido o por la changa; muchas de las que son jefas de hogar padecen que el ex no les pase cuota alimentaria y la mayoría realiza trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, dedicándole el doble de horas semanales que los varones o más.

La frase de Macri generó indignación en las redes sociales porque exuda machismo y una de las voces que le respondió fue Luciana Salazar: "Si le das el país a un grupo de machirulos ineptocratas, incompetentes, te lo devuelven con 60% de inflación interanual, seis millones más de pobres, deuda externa impagable, 10% de desempleados y dólar a 60", escribió en Twitter.

A esta altura, queda claro que el alumno Mauricio Macri, debe recursar la capacitación sobre perspectiva de género y violencia contra las mujeres, que hizo tres semanas atrás en cumplimiento de la Ley Micaela, bajo la supervisión de la titular del Instituto Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, la misma que alguna vez lo nombró como el feminista menos pensado. El INAM es el encargado de certificar las capacitaciones que realice cada organismo del Estado. Con frases como la que dijo el presidente, sin dudas, tienen que ponerle reprobado.