El Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels) cumple cuarenta años y el aniversario redondo da pie al repaso por el trabajo sostenido en todo este tiempo, central en la consolidación de la democracia en la Argentina. Hubo una primera celebración el martes en el teatro Picadero, con Estela de Carlotto y Lita Boitano como invitadas especiales a lo que, aun con formato de reportaje y el despliegue académico de los participantes, efectivamente terminó siendo un encuentro celebratorio. Junto a las presidentas de Abuelas y de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, subió al escenario Gastón Chillier, director del Cels. Fue el broche de una jornada centrada, además, en la presentación del informe Derechos Humanos en la Argentina 2019, uno de los trabajos icónicos y sostenidos del organismo. Horacio Verbitsky, María Esperanza Casullo, Pablo Manzanelli, Diego Montón, Natalia Vinelli, Mabel Thwaites Rey, Juana Garay, Manuel Garrido, los diputados Horacio Pietragalla y Leo Grosso, desmenuzaron los capítulos de este informe, con María Florencia Alcaraz en la moderación.
Desde Derechas y derechos, el primer capítulo, que da cuenta de lo que fueron dejando a su paso, con sus particularidades pero con un patrón común, los avances de los gobiernos neo liberales en la región, el libro que resulta del informe, editado por Siglo XXI, es una crónica del retroceso. En particular, claro, en los últimos cuatro años, en la Argentina. La profundización de la desigualdad social. Las reformas en trabajo y salud; las Reglas a medida de las empresas en materia de acceso al hábitat; un análisis de los medios públicos bajo el gobierno de Cambiemos, derogación de los artículos de la Ley de Medios y después, la “seguridad nacional” y las políticas de control, con El Estado espía, la Guerra contra el narcotráfico como Guerra contra les pobres; El uso de las comisarías como prisiones ilegales; los nuevos movimientos en las luchas por los derechos, son algunos de los temas que enuncia con claridad primero, y desarrolla con abundantes datos y análisis después, el informe. No solo eso: a partir de estos escenarios, se vislumbran también posibles intervenciones a futuro.
“¡Estuve con el Papa Francisco, Horacio, eh!”. Tan en su estilo, Lita Boitano rompió el protocolo –y desató la carcajada general– para expresar algo de lo que la presentación y sus participantes, arriba y abajo del escenario, también sintetizaban: la concurrencia de diferentes espacios, procedencias, formaciones, líneas de pensamiento, alrededor del amplio consenso creado sobre el tema de los derechos humanos como base y punto de partida incuestionable. Y, sobre todo, la necesidad de torcer el rumbo de los cuatro años de gobierno neoliberal, y de las consecuencias que tan bien expresa el informe. “Quisieron matarnos, pero nos sembraron”, recordó Carlotto repasando la lucha de Madres, Abuelas y Familiares. “Si algo tuvo de bueno este gobierno, es que nos unió. Nos hizo más fuertes en la lucha. Estoy orgullosa de este país que no bajó los brazos. Estoy segura de que vamos a recuperar el país que soñaron nuestros hijos”, aseguró.
La figura de Emilio Mignone, uno de los fundadores y el primer presidente del Cels, fue muy aludida en la jornada, al igual que la de Augusto Conte. Los hijos de ambos y también Laura Conte, vicepresidenta del Cels, estaban entre las plateas. Carlotto y Boitano recordaron las épocas en las que “estos abogados no sólo salían por el mundo a denunciar lo que estaba pasando, también nos cuidaban a nosotras acá. Nos esperaban al regreso de nuestros viajes, cuando bajábamos de los aviones, para evitar que pudiéramos ser secuestradas”, contaron.
“Las que impidió que el proyecto neoliberal se cristalizara en estos años fueron las diferentes militancias integradas con el movimiento de derechos humanos”, sostuvo Verbitsky, recordando que el de Cambiemos fue el primer proyecto neoliberal que accedió al poder por la vía democrática en los últimos cien años. “Han hecho todo el daño que pudieron hacer, pero también han generado una resistencia con picos como el de 2 x 1, o las marchas por la desaparición de Santiago Maldonado. Lo cual demostró el vigor del movimiento de Derechos Humanos y su inserción profunda en la sociedad, cosa que no ocurría hace cuarenta años”, analizó. "En la Argentina, a partir del modelo de Derechos Humanos, se construyó un modelo de ciudadanía universal, anclado en el sufrimiento concreto de personas, con nombre y con rostro", observó a su turno Casullo.
Como en el informe, entre las exposiciones hubo espacio para cifras inquietantes. Como las que acercó Diego Montón, coordinador de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Mendoza. En la Argentina, el 83 % de los productores accede al 13,3 % de la superficie cultivable. En la cadena agroalimentaria, el 75 % de las marcas se concentran en 10 empresas. "Nosotros creemos que es necesaria una reforma agraria, nacional y popular. Podemos llamarla de otra manera si a alguno no le cae bien, pero estas cifras alo nos están diciendo", redondeó, despertando aplausos. Natalia Vinelli, referente de Barricada TV, trajo otras cifras que hablan del estado actual de los medios: 4500 trabajadores de prensa perdieron sus empleos en estos cuatro años. 3100, en la ciudad de Buenos Aires. En este remio en particular, el poder adquisitivo del salario cayó un 41%. El capítulo del informe que se refiere a medios públicos se llama Cambiar para destruir.
Juana Garay, ex presidenta del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires, fue la oradora más joven, y en la concurrencia (que llenaba el teatro y también el foyer, donde se siguió el evento por pantalla) se desató un murmullo de asombro cuando mencionó, como al pasar, que nació en el 2000. "Está bien, seamos envidioses, pero no adulto céntriques", guiñó Alcaraz en lenguaje inclusivo, como, por primera vez, el informe del Cels. "Mi generación tiene una base ya consolidada, que es la que dejó sentada la lucha de los organismos. Eso nos puso en una situación bastante cómoda, que nos permitió cuestionarnos otras cosas, desde qué queremos hacer con nuestros cuerpos hasta la emergencia climática. Si hoy somos críticos e irreverentes, eso se lo debemos al movimiento de derechos humanos. Por eso nuestra generación está muy agradecida", marcó. Nota de la cronista: dijo "agradecida" y no "en deuda". No solo se trata de la irrupción joven -impensable en un encuentro como este, muy poco atrás-, también de su distinta conformación. Hay futuro, como dicen por ahí.