Arde Barcelona, movilizada por intensas manifestaciones que rechazan la sentencia contra los líderes independentistas catalanes. El mundo literario, a veces, está en otro planeta. O vive de espaldas a la realidad, preservando sus ritos “sagrados” y sus puestas en escenas al pie de la letra de los imperativos del negocio editorial. La sospecha de que los premios literarios no suelen ser transparentes, que no son certámenes sino montajes donde se dirimen otras cuestiones más allá de lo estrictamente literario, se agiganta con el Premio Planeta de esta edición, que lo ganó Javier Cercas y tuvo como finalista a Manuel Vilas, inesperados ganadores de 601.000 euros para el primero y 150.250 para el segundo; dos autores que abandonan el barco de la multinacional Penguin Random House. Cercas publicaba en el sello Literatura Random House; Vilas en Alfaguara. El premio materializa la estrategia de Planeta en el ring donde compite por la hegemonía mundial de la edición en español.
Pero hay más, si se raspa la costra de las primeras sorprendentes evidencias. Los negocios no suceden en un marco de “neutralidad” económica y política; el grupo Planeta adoptó una postura contraria al independentismo catalán, cuando decidió trasladar su sede de Barcelona a Madrid hace dos años. Terra alta, la novela con la que ganó Cercas, tiene como telón de fondo el independentismo catalán. Se trata de una historia, según anticipan, protagonizada por Melchor Marín, exdelincuente convicto, héroe en los atentados yihadistas de Cambrils de 2017 y actual mosso d’esquadra (policía autonómica) en Gandesa (Terragona). El personaje en cuestión tiene que resolver un triple asesinato. Cercas (Ibahernando, 57 años), que es muy crítico del independentismo, inicia con esta novela, como informaron durante la ceremonia de premiación, una serie policial con las que prevé estar un tiempo en Planeta. Terra alta implica además un regreso del escritor a la ficción “más pura”, en la línea de los relatos de El móvil o de su primera novela, El inquilino, y menos en el giro hacia la autoficción que estableció a partir de Soldados de Salamina (2001).
Cercas creció literariamente en Tusquets, la editorial que fundó Beatriz de Moura y que desde 2012 forma parte del grupo Planeta. En Por el gusto de leer –libro de Juan Cruz- la emblemática editora recordó el “lamentable” episodio que llevó al escritor a pegar el portazo de Tusquets para pasarse a Literatura Random House. La agente Carmen Balcells le envió un correo electrónico a la esposa de Cercas en el que le decía que, tras el éxito que había tenido Soldados de Salamina, que fue llevada al cine por David Trueba, “su nueva obra valía un millón de euros, y que quizá había llegado el momento para su marido de ser un autor de alcance”. La nueva obra era La velocidad de la luz, por la que el escritor había firmado con Tusquets. “Aconsejado por Carmen, nos amenazó con paralizar las pruebas y con no colaborar; con abogados y tensos comunicados subimos el adelanto hasta casi el límite de lo imposible”, agregó la editora que tiene todo el material guardado en una carpeta que tituló “La lamentable historia de Cercas y Carmen Balcells”.
En 2009 se integró a Literatura Random House con Anatomía de un instante; cambió a De Moura y Juan Cerezo por Claudio López Lamadrid, que murió en enero pasado. Fuentes vinculadas al sector aseguran que “la operación Premio Planeta” estaba ya acordada desde hacía un año y que López Lamadrid aún vivía cuando le tocó el trago amargo de perder a uno de sus mejores autores y su fichaje estrella. La dotación del premio –los 601.000 euros que se lleva Cercas- sería solo una mínima parte de un contrato que se calcula que sobrepasa el millón de euros.
Vilas (Barbastro, 57 años) es finalista del premio con un libro autobiográfico, titulado Alegría, en el que la voz del narrador, un escritor de mediana edad que se lamenta por el paso del tiempo y la pérdida de sus seres queridos, trata de escapar a la depresión y ser, definitivamente, feliz. Ordesa, su anterior novela publicada en 2018 por Alfaguara, en la que narra fragmentariamente la historia de sus padres, después de la muerte de ambos, y la separación matrimonial del propio autor-narrador, vendió 80 mil ejemplares. Vilas renegó del premio Planeta en una entrevista con El País de España en 2013: “No me imagino a Franz Kafka ganando el Premio Planeta. Creo que los escritores comerciales le han hecho un daño irreparable a la literatura y la mezcla de literatura y productos editoriales es muy perniciosa. Aunque ya da todo igual. Es el fin de una época”. Cambiar de opinión es posible, sobre todo cuando el finalista se queda con una cifra nada despreciable: 150.250 euros.
Cercas le habla a la tribuna. “Es la primera vez en mi vida que me presento a un premio literario y si me hace tan feliz que me lo hayan concedido es por dos razones: la primera es que cada año, al día siguiente de la concesión del Planeta, mis vecinos –la portera, el kioskero- me miran con una mezcla de compasión y solidaridad, y alguno me ha dicho ‘no se preocupe, señor Cercas, algún día ganará usted el premio Planeta”. El día llegó para explicitar dos estrategias de una guerra en la que por ahora parece imponerse Planeta, que posee el 23% de la cuota de mercado, según confirmó José Creuheras, presidente del grupo, mientras que el porcentaje de Penguin Random House ronda el 20% : Penguin compra editoriales (la última que sumó al grupo fue Salamandra, la editorial donde se publicó la saga de Harry Potter); Planeta compra autores.