Ayer simultáneamente, dos noticias llamaron mi atención. Ambas bien pintan la forma de gestión de este gobierno nacional.
Por un lado, un comunicado donde ACUMAR anuncia que acaba de certificar la norma ISO 9001 para el área de fiscalización, algo loable y que se ve era prioritario en el organismo.
Por el otro veo un comunicado al personal, que dice “Ayúdanos a seguir ayudando”, y les pide que dejen alimentos, ropas y otros elementos, para colaborar con los inundados.
He aquí la dicotomía de esta gestión, por un lado el afán de la política pública que certifica procedimientos en estándares internacionales, y por el otro la absoluta falta de política de estado para superar la emergencia y la planificación a corto, mediano y largo plazo. Pareciera que la recuperación de la cuenca es una abstracción, algo que se le puede explicar a la gente embanderándose en una norma. Lo cual no está mal, pero muestra un afán por el fetiche tecnocrático, y la búsqueda del salvoconducto marketinero que certifique al primer organismo ambiental en calificar de esta forma.
Por el otro, es pedirle a la planta de trabajadores, una planta de alta calificación y compromiso, que colaboren con los inundados, cuando ellos saben que su principal colaboración es su compromiso con esa política de Estado que se llama ACUMAR.
ACUMAR hoy llegará a los barrios con una colecta de ropas y alimentos, lo cual es loable desde el punto de vista humano, pero es repudiable saber que ya no llegarán los 12 trailers sanitarios que el organismo supo utilizar en otros tiempos.
Así tenemos un Estado presente para la certificación de las normas IRAM y otro ausente para la sociedad.
Algo más sobre lo que deberíamos detenernos a pensar es en el plan de drenaje de la cuenca, el cual está absolutamente parado. Fue aprobado en 2009, y consistía en aprovechar los movimientos de suelo, que se harían en la futura Autopista Presidente Perón generando una serie de reservorios, para retener las aguas a la altura de la cuenca media del Matanza Riachuelo, once reservorios, para aliviar la inundación de los municipios de esa zona, actualmente inundada. Un ejemplo seria el Arroyo Morales, uno de los principales afluentes del Matanza Riachuelo, para el cual están planificados tres reservorios que son víctimas de promesas vanas.
Este proyecto no fue prioritario y está parado, pero esto no se explica en los noticieros y se prefiere bajarlo al barro de la disputa electoral.
Así están las cosas. Por suerte el Colector Margen Izquierdo, que liberará de contaminación cloacal a las aguas y que es la obra sanitaria más grande de la Argentina desde la creación de Obras Sanitarias de la Nación, sigue su avance, gracias a la pesada herencia del gobierno anterior que la dejó lista para la ejecución, como a tantas otras políticas de estado.
Está gestión de ACUMAR lleva cuatro años, tuvo cinco presidentes. El último, nombrado hace seis meses, mantuvo a su antecesora junto a su equipo de asesores, multiplicando cargos jerárquicos y repartiéndose unidades retributivas (aumentos de sueldos encubiertos) a quienes arbitrariamente “hacen las cosas bien”, mientras los trabajadores a los que se les pide solidaridad con los inundados aun no cerraron paritarias.
Antolín Magallanes es ex Vicepresidente Ejecutivo de ACUMAR.