Desde La Paz
La relación de Evo Morales con los medios de Bolivia siempre ha sido conflictiva. Con solo repasar lo que publica la mayoría de los diarios, se puede comprobar. La construcción de sentido que hacen tiene como premisa restarle legitimidad para que continúe en el cargo por un período más. Desde El Deber de Santa Cruz de la Sierra a Página 7 de La Paz, o Los Tiempos de Cochabamba, los temas que se profundizan son la posibilidad de que el oficialismo cometa fraude en la elección, que el presidente viole la veda porque participó en actos de gobierno donde se presentaron obras o una situación que puede volvérseles en contra: la divulgación de que una numerosa delegación de observadores y diplomáticos controlará los comicios. Si Evo triunfara en la primera vuelta por el margen que le permitiría seguir durante un nuevo mandato, las acusaciones de una posible trampa se desinflarían como un globo.
Claudia Espinoza Iturri fue viceministra de Políticas Comunicacionales de Bolivia. Hoy dirige el canal Abya Yala (Continente americano en lengua Kuna) que pertenece a la fundación homónima y emite programas en quechua, aymara y además en inglés. Consultada sobre la tensión que siempre existió entre Evo y los medios, le dijo a Página/12: “La relación conflictiva que siempre ha marcado a la gestión es la que se mantiene. En todos sus trece años de gobierno ha sido una relación difícil y compleja porque no es una relación que, como en otros países, se podría resolver con la publicidad gubernamental. En Bolivia el 90 por ciento de los medios está en manos privadas con intereses privados”.
El Deber publicó el jueves en su portada digital: “Oposición le pide a la OEA garantizar presencia de delegados en mesas de votación”. En rigor fue Samuel Doria Medina, el representante de una sola fuerza, Unidad Nacional. Del texto – y de otro que también difundió con despliegue Página 7 – se desprende que uno de los principales temores de la oposición es un presunto fraude en el campo, donde se encuentra una de las bases electorales más fuertes del MAS. Doria Medina, quien apoya a Carlos Mesa el candidato opositor con mayor intención de voto, supo incursionar en los medios. Creó un espacio radial llamado Proyecto Bolivia, tejiendo oportunidades en radio Fides. Es el mismo que en 2012 se sumó a la oleada de fake news sobre la falsa paternidad de Morales con una menor, hija de su ex ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo. Doria Medina tuvo que disculparse públicamente con ella.
Las noticias falsas sobre la presidencia de Morales e incluso las que describen su mundo privado, han sido una constante desde que llegó al gobierno en 2005. Una cantidad considerable fue compendiada en un cuaderno del Ministerio de Comunicación bajo el título: “Hay medios que mienten, engañan y matan la verdad”. Aparecen ahí artículos de Página 7, El Deber, El Diario, Los Tiempos, El Día y la Agencia de Noticias Fides (ANF) de la Compañía de Jesús, entre otros. Todas ellos son de 2012. En uno de la ANF, fechado el 17 de julio de aquel año y cuando Morales iba por su segundo mandato, se tituló: “Evo confía en las declaraciones de García Meza y Arce Gómez”. Se trata de dos ex militares que lideraron golpes de Estado en Bolivia, fueron condenados y estuvieron presos a quienes se pretendía relacionar con el actual presidente.
Mesa, quien va como candidato por el frente Comunidad Ciudadana (CC), ejerció el periodismo entre 1969 y 1985. Comenzó en Radio Universo donde grababa los testimonios de distintos ministros. Su etapa de mayor suceso transcurrió entre 1983 y 1985 cuando condujo el programa "De Cerca" en la televisión del Estado, que después saltó a otros canales. Fue un ciclo de entrevistas donde uno de sus invitados habituales era Gonzalo Sánchez de Lozada, a quien acompañó en la fórmula que llegó al gobierno en 2002. Por estos días, a Mesa se lo notó contrariado por una carta pública que el ex presidente le envió al Financial Times estadounidense. En ella acusa al ahora líder de CC de haberlo traicionado y también cuestiona a Evo.
El presidente más exitoso de la historia de Bolivia en materia económica suele ser cuestionado por su legitimidad democrática desde que perdió el referéndum en 2016, mecanismo electoral que tiempo después consideró “un error”. Pero lo que se visualiza de manera evidente al llegar a este país es que los medios gozan de una libertad irrestricta para informar sobre los hechos de Estado e incluso los que tienen relación con la vida privada del presidente. En Bolivia no existe una ley de medios y los derechos a la comunicación y la información están amparados en la constitución del Estado Plurinacional en el capítulo 7, en sus artículos 106 y 107.
Para Espinoza Iturri esas garantías constitucionales se respetan en la práctica cotidiana del periodismo: “Está totalmente comprobado que no hay ninguna denuncia que pueda agrupar a los medios y sus sindicatos. La libertad es absolutamente irrestricta”, señaló. Se percibe en los titulares de casi todos los medios aquello que la Constitución remarca: “El estado garantiza a las trabajadoras y trabajadores de la prensa, la libertad de expresión, el derecho a la comunicación y a la información”.
El sistema de medios públicos tiene un alcance limitado y tanto las cadenas de TV como las radios en su mayoría no son oficialistas o distan mucho de serlo. Es muy probable que esta tendencia se profundice si Morales continúa al frente del gobierno durante un período más. Al presidente parece tenerlo sin cuidado. Cuando en 2013 el país lanzó al espacio el satélite de comunicación Túpac Katari con tecnología china se empezó a trasmitir información vía satélite a todos los rincones de Bolivia. El gobierno va ahora por su segundo satélite, el Túpac Katari II.