Esta primavera, durante la Semana del Arte pero por fuera de ella, tres escultores y dos dibujantes rosarinos egresados en 1979 de la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario regresan a su alma mater para dar lecciones de pensamiento crítico y oficio a través de sus obras. La cita es en el vasto espacio expositivo del nuevo hall de entrada (Corrientes 745), que acaso no por azar se halla donde diez años antes aún (¡allá por 1969!) se encontraba el comedor universitario.

Artistas, docentes y gestores culturales reconocidos con décadas de trayectoria, Guillermo Forchino, Fernando Ercila, Daniel Pettit, Hover Madrid y Marcelo Castaño celebran este año sus 40 de egresados. Y una década se cumplió desde su primera muestra colectiva, Rendez Vous (en francés, reunión o encuentro), que con texto de catálogo de Rafael Ielpi tuvo lugar en el Centro Cultural Fontanarrosa en 2009. Anclado en la tradición moderna de los grupos de artistas con espacio productivo independiente en común, este nuevo rendez vous lleva por título La Gotera, en honor al apodo que ellos mismos le pusieron al primer taller que tuvieron luego de recibirse; le decían así en referencia a una de sus goteras, tan pertinaz como insoluble.

Andres Macera
Bañista en una obra de Guillermo Forchino

Críticos de la figura del curador ("currador", apunta Castaño con picardía al pie de una de sus tintas sobre lienzo), prefirieron convocar para el texto a tres investigadoras. Cynthia Blaconá, Mariana Bortolotti y Sabina Florio indagan en una escritura accesible esta historia, no de un grupo sino de lo que un traductor del I Ching llamaría "comunidad de los hombres en lo abierto", y que desmiente un relato cristalizado sobre los años de la dictadura como silencio improductivo. Este martes a las 19, investigadoras y artistas dialogarán con el público en el marco de la muestra, que puede visitarse hasta el 28 de octubre (de 8 a 20 en días hábiles y el sábado de 8 a 12; la primera charla fue el jueves pasado). Y no es para perdérsela. Si en el reencuentro anterior daba el presente el recuerdo del artista y docente Rubén Porta, en el actual se manifiesta (alegórico y satírico) el espíritu de Francisco de Goya. Y si hace diez años los cinco amigos exhibían su dominio del oficio, aquí muestran la soltura que les otorga el conocerlo en profundidad, al punto de poder expresarse elocuentemente incluso más allá de él.

Me ne frego (expresión lunfarda de origen italiano que expresa una obscena indiferencia) es el título de la serie de instalaciones donde Guillermo Forchino (radicado en Francia) pone unos cuerpos de bañistas añosos y nada ideales a disfrutar del ocio en medio de una contaminación ambiental criminal. El feísmo de una pileta Pelopincho llena de botellas de plástico marca un fuerte contraste con la fina precisión de su trabajo escultórico en las humorísticas figuras.

Andres Macera
Marcelo Castaño satiriza la actualidad política

En dos instalaciones efímeras, Fernando Ercila retrata con ironía la grieta macrista y el desprecio universitario actual por el oficio, tema este último que es también abordado, desde el humor negro, en grandes carbonillas y una instalación por el dibujante Hover Madrid.

Daniel Pettit rescata el entrañable retrato escultórico que hizo de un Hover melenudo, además de piezas en cemento de semblante trágico junto a exquisitos estudios de ornamentos arquitectónicos simbólicos.

 

En sus dos virtuosas series de piezas gráficas, una en urgente tinta negra sobre lienzo y otra en offset sobre papel, Marcelo Castaño emula los grabados de Goya en el arte de la alegoría con epígrafe que satiriza la corrupción de la política y las costumbres. Ya denuncie la Justicia violada, al votante idiota o la orgía del sálvese quien pueda, Castaño trata cada viñeta con un gran saber renacentista sobre la anatomía, una firme ética y una ácida mirada crítica al presente.