Mientras la protesta social se extendía por Santiago, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, salió del letargo en que parecía sumido y anunció la suspensión del aumento a las tarifas de subte. El “estado de emergencia” que decretó durante la noche de ayer, fue como tirar nafta al fuego, ya que se intensificaron las movilizaciones en las calles. Se vieron escenas de fuerte represión por parte de los militares, que volvieron a la calles por primera vez desde la vuelta de la democracia en Chile. Luego del anuncio y viendo que los manifestantes no se retiraban, el gobierno anunció el toque de queda en Santiago. El saldo de la jornada fueron más de 160 detenidos y 20 personas heridas, según confirmaron las autoridades
Piñera aprendió la lección que dejó Ecuador la semana pasada: cuando la cuarta jornada de protestas en Santiago se extendía a varias comunas de la capital de Chile y otras regiones del país, el presidente decidió suspender el aumento en el boleto del subte. “Quiero anunciar que vamos a suspender el alza de los pasajes del metro", dijo el mandatario, en un mensaje enviado desde el palacio presidencial de La Moneda. En su lugar Piñera decidió enviar al Congreso una ley para que los legisladores decidan qué hacer con los aumentos. En un mensaje breve llamó a la “unidad nacional” y condicionó el cumplimiento de su anuncio a recobrar la paz en Chile. También convocó a una mesa de diálogo a los líderes de ambas cámaras (Diputados y Senadores), y se comprometió a escuchar a las propuestas de los ciudadanos.
Luego del anuncio, las movilizaciones que tuvieron su epicentro en Santiago no cesaron, por lo que el gobierno anunció el toque de queda desde las 22 de sábado hasta a las 7 del domingo. La medida tiene validez solamente para las provincias de Santiago, Chacabuco y las comunas de Puente Alto y San Bernardo, que forman parte de la Región Metropolitana de Chile. Lo informó el jefe de la Defensa Nacional, general Javier Iturriaga del Campo, a quien el presidente Sebastián Piñera designó en dicho cargo tras decretar la noche del viernes el Estado de Emergencia. Así, los militares volvieron a las calles de Santiago, como hacía tiempo no se veía. Además de esta medida, rige en Chile la Ley de Seguridad del Estado, regula los delitos contra la seguridad interior del país y que endurece las penas.
Durante todo el día, tanquetas del Ejército y militares fuertemente armados se desplegaron en Plaza Italia, en el centro de Santiago, para reprimir las manifestaciones. Al menos cinco autobuses del transporte público fueron quemados en los alrededores de la plaza, así como varias estaciones del subte. Esto provocó la suspensión del todo el servicio, lo que dejó a Santiago prácticamente paralizada, ya que no funcionó ninguno de sus sistemas de transporte.
Como acostumbran las fuerzas de seguridad chilenas, se vieron escenas de represión en la plaza de armas de Maipú, a las afueras de Santiago, y en algunos sectores de la comuna de Puente Alto. En otras ciudades del país, como Concepción y Valparaíso, también hubo protestas. Yse hicieron escuchar los cacerolazos en varias comunas de Santiago. En una de las escenas más fuertes del día, un auto se enfrentó a un grupo de manifestantes y pasó literalmente por arriba a uno de ellos.
Chile enfrenta una de sus peores revueltas sociales en varios años. Las protestas comenzaron por el aumento en el precio del subte de Santiago, que pasó de 800 a 830 pesos chilenos (68 pesos argentinos). De esta manera quedó como uno de los más caros de Latinoamérica. La red de subte de la ciudad es utilizada de manera masiva y por amplios sectores sociales. Tiene una extensión de 110 kilómetros, cuando en la Ciudad de Buenos Aires apenas llega a 56 kilómetros. El servicio transporta a cerca de tres millones de personas a diario, lo que podría explicar la repercusión que causó el aumento de la tarifa en los ciudadanos. Sin embargo, estas jornadas de protesta también parecen visibilizar otros reclamos contra el modelo económico chileno. Allí el sistema de salud y la educación son prácticamente privados, existe una gran desigualdad social, se pagan bajas pensiones y los servicios básicos sufrieron aumentos en los últimos años.
La magnitud de las protestas descolocó a Sebastián Piñera, que sólo días antes había afirmado que Chile era una especie de "oasis" en la región. Una foto de Piñera comiendo pizza con su familia en un restaurante de Santiago, en el mismo momento en que la capital ardía, hizo saltar la térmica de los chilenos el día viernes. Le salió la cara la pizza al presidente chileno.