A esta altura no es ninguna novedad que el hip hop pasa por su mejor momento en la Argentina y el subcontinente. Específicamente en lo que concierne a batallas de freestyle, los eventos convocan a miles de personas físicamente, y a cientos de miles de seguidores a través de las transmisiones vía streaming; eso, sin contar las reproducciones posteriores a cada batalla. La final nacional de la Red Bull Batalla de los Gallos 2019, realizada en la tarde-noche del domingo en un Luna Park agotado con 10 mil personas, reafirmó la potencia del fenómeno y posibilitó también pensar en el futuro del género. El triunfo categórico del debutante Trueno, con tan sólo 17 años, en la final contra Wolf y en todas las series anteriores, fue una de las noticias destacadas, pero no la única.
“En 2005, cuando nadie apostaba nada por esta movida y en los eventos no había más de 50 personas, Batalla de Gallos ya estaba en este lugar. Hoy en día, el freestyle está en boca de todos, y se hicieron miles de eventos. Pero no podemos negar que Batalla de Gallos es la madre de todas”, sentenció El Misionero con picardía, cruzando el Día de la Madre con el lugar que le corresponde a la Red Bull dentro del marco histórico de los torneos de rimas improvisadas. Hoy aparecen otras competencias que parecen correr el eje de atención, como la Freestyle Master Series (FMS), el sistema de ligas locales implementado hace un año en la Argentina, Chile, México y España, con los mejores 10 competidores de cada país. La Red Bull se ha convertido actualmente, para muchos freestylers, en una posibilidad para posicionarse mejor y lograr meterse en esa lista. Por eso, el presentador se encargó de reivindicar la importancia propia del certamen, pero antes se acordó de la situación social en otros países: “Un saludo especial para los hermanos de Chile, que la están bancando con tanta represión. Basta de pegarles a los que tienen hambre, el enemigo no es el pueblo”, proclamó.
En la fila de los contendientes se divisaba una mitad de debutantes, y la decisión de la organización de volver a bajar el límite de edad les permitió participar no sólo a quien terminaría besando la medalla, sino también a Roma, otra competidora de 17 años -y la primera mujer en meterse en semifinales-, y Zaina, de 16, que quedó eliminado prontamente, aun cuando había tenido un muy buen arranque. Los competidores, que en su mayoría empezaron rapeando en plazas, parques y calles, llegaron desde diferentes provincias del país, aunque todas de la mitad norte: es lógico, si se tiene en cuenta que los climas fríos no invitan a juntarse a pasar el tiempo al aire libre.
La presentación de los jurados -todos campeones internacionales de Red Bull- dejó en evidencia que el hip hop se expande y escribe su propia historia, con gestas, héroes y leyendas sui generis. Las gestas se miden en trofeos, en rimas que paran la batalla, en reproducciones de YouTube. Las leyendas, en el lugar que a cada uno le cabe en esta historia: quizá no tenga la técnica de los contemporáneos, pero Dtoke, dos veces campeón nacional y protagonista de batallas emblemáticas, es una figura mítica del rap callejero, y representa a una generación que creyó en el movimiento cuando era apenas una cuestión marginal. El mexicano Aczino se sienta cómodo en la poltrona de la elite mundial, y Wos se desprende poco a poco de las competencias, para ocupar un lugar de estrella en el mundo de la música, con el reciente lanzamiento y presentación de su disco Caravana. Como último campeón de Red Bull internacional, Wos va a defender el título el 30 de noviembre en el Wizink Center de Madrid. Trueno, el ganador de anoche, será el segundo representante argentino en la competencia.
Aun siendo uno de los más jóvenes, el MC de La Boca pasó cada instancia sin discusiones. Luego de un breve paso por México, su performance en esta competencia era una auténtica incógnita, no sólo porque era la primera vez, también porque su continuidad en el freestyle en algún momento fue dudosa, pensando en una carrera profesional como cantante; y también por su estilo, que privilegia el flow por sobre los punchline. Generador de revuelo en redes sociales, lo que le vale una importante tropa de seguidores, no era necesariamente el candidato a quedarse con el título. Sí lo era Stuart, finalista en 2018, a quien barrió sin problemas en cuartos de final, en un cuadrante que agrupó a casi todos los favoritos del certamen.
En esta duodécima edición, quedó demostrado de qué manera la escena del freestyle está cambiando. Aparecen nuevas generaciones, muchos de ellos niños competidores de El Quinto Escalón que hoy buscan acomodarse entre los internacionales. Pero esa transición también se manifiesta con la inclusión de dos mujeres, el número más alto hasta la fecha. En el sorteo, NTC tomó la particular decisión de elegir a Roma como su primera rival, decretando que al menos una mujer pasaría a cuartos de final, pero también que una quedaría inevitablemente eliminada. “Siempre hay uno que silba”, cruzó El Misionero. “Las mujeres no son un perrito como para que les estén chiflando, ¡estamos casi en 2020, loco! Se terminó eso de que las pibas no pueden rapear”, dijo.
Roma avanzó de etapa, para más tarde dar la sorpresa y dejar atrás a Dozer, último campeón nacional -y el único competidor en campeonar-, que venía muy sereno, montado sobre la claridad de su doble tempo, hasta que apareció la temática del aborto. Conocido su ferviente catolicismo, el competidor bonaerense rimó contra la interrupción voluntaria del embarazo: “Educación sexual no se merece/ ¿Para qué tener sexo, para que aborten cuatro veces?, y su rival no se la dejó pasar: “Dice que aborto a los 20 meses, pero como no tienes útero no lo entiendes”. La disputa siguió levantando la fiebre de la batalla: “Para vos un bebé es un esperma/ Para mí, un bebé es una familia eterna/ Mi familia me preocupo para que se duerma/ Vos te preocupás por abortar para abrir esas dos piernas”, dijo él, y dejó la mecha encendida para que Roma hiciera estallar el Luna Park: “No sabés qué decir, aguante la maternidad/ ¡Pero es deseada, o no será!”. Al ganar no sólo la batalla de rimas, sino también la conceptual, la MC, de menor técnica y experiencia, marcó su propio hito histórico en el freestyle.