Como remezón de la primera manifestación con la consigna #NiUnaMenos, del 3 de junio de 2015, en la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE), a mediados de ese año se creó la subsecretaría de Género, Juventud e Igualdad de Oportunidades. “No solo empezó a surgir la militancia femenina en el gremio, también se nota que es joven”, celebra Mara Rivera, de 33 años, que fue nombrada al frente del área. En el sector al que representa el sindicato, el 20 por ciento del personal es femenino. “Pero nos cuesta llegar a cargo jerárquicos”, subraya Rivera. Es difícil que lleguen más allá de ser supervisoras o jefas, aun teniendo la misma o más capacidad que sus compañeros varones, precisa. El famoso techo de cristal. Los obstáculos invisibles que impiden a las mujeres el ascenso a los lugares de mayores responsabilidades y de conducción. En Enarsa, la única empresa del Estado generadora de energía, hay solo tres mujeres supervisoras. “Y dos de ellas sufrieron situaciones de violencia laboral porque sus subalternos no aceptan que una mujer sea quien deba controlarlos”, describe Rivera, las dificultades para las trabajadoras en el sector. Pero no son las únicas. “Las mujeres se ubican mayoritariamente en las áreas comerciales, como jefas de salón en Edesur y Edenor. Pero actualmente con los cortes de luz, los clientes se pusieron muy agresivos y ellas son más vulnerables a sus malos tratos. Es un reclamo constante la seguridad en los salones comerciales. La falta de inversiones de las empresas se ve reflejada en ese espacio”, señaló. El del 8 de marzo, considera, es “un reclamo social, que va más allá de la cuestión laboral”.