La “ceocracia” que dominó la conformación del gabinete del Ejecutivo Nacional de Mauricio Macri y de la provincia de Buenos Aires encabezado por María Eugenia Vidal provino en primer lugar del semillero de la gestión porteña del PRO, en donde ahora se mezclan funcionarios con pasado inmediato en el sector privado que tienen peso en las carteras de Economía y Desarrollo Urbano y Transporte y otros de corta carrera en el sector público, empujados a los cargos más importantes gracias a la “exportación” de funcionarios en 2015 desde la Ciudad hacia la Provincia y la Nación. Si se repiten los resultados electorales de las PASO, la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pasará a la historia por ser la cuna y al mismo tiempo el último refugio de la fuerza política Cambiemos. “Es por este rol clave que juega la Ciudad de Buenos Aires en el armado político pasado, presente y futuro del oficialismo actual que nos detenemos en el análisis del perfil del equipo que lidera su actual Jefe de Gobierno, Rodríguez Larreta”, explican los investigadores Paula Canelo, Ana Castellani y Julia Gentile, del Observatorio de las Elites, CITRA (CONICET-UMET), quienes estudiaron a los 15 ministros y ministras y/o cargos equivalentes, 13 secretarios y secretarias y 57 subsecretarios y subsecretarias. Son 85 funcionarios con altos cargos en el gabinete porteño. Una de las conclusiones es la fuerte desigualdad de género, ya que entre los cargos más altos apenas el 24 por ciento son mujeres, mientras que el 76 por ciento restante, varones.
“Continuando con una característica central del reclutamiento de funcionarios de Cambiemos, más allá de las declaraciones públicas de sus dirigentes, en el gabinete de CABA se advierte una profunda desigualdad de género, que se manifiesta de diversas formas”, indican los investigadores. Entre los 85 funcionarios de más alto rango, el 76 por ciento son varones y el 24 por ciento, mujeres. “Pero además, en el gabinete de CABA las mujeres ocupan aquellas áreas de gobierno `tradicionalmente femeninas´ y se encuentran ausentes de otras importantes áreas de gestión. En el Ministerio de Cultura, las mujeres representan el 80 por ciento del total de la cúpula de la dependencia y en el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, el 50 por ciento. En cambio, en áreas políticas centrales del gabinete, como la Vicejefatura de Gobierno y del Ministerio de Gobierno no hay ninguna mujer ocupando altos cargos”, advierten.
En el Ministerio de Economía y Finanzas, un área tradicionalmente desigual en términos de género, la presencia femenina es del 28,6 por ciento. Por otro lado, en los cargos más altos también cae la proporción de mujeres. A nivel ministro, el peso de los varones es del 73,3 por ciento frente al 26,7 por ciento de mujeres; a nivel secretario, de 69,2 por ciento frente al 30,8 por ciento y subsecretario, 78,9 a 21,1 por ciento.
Otro punto relevante es el análisis de las trayectorias laborales previas de los funcionarios. “A diferencia del gabinete nacional, donde predominan los perfiles público-privados y más de un cuarto de los funcionarios sólo cuentan con antecedentes laborales en el sector privado, el gabinete de Horacio Rodríguez Larreta está integrado mayoritariamente (50,6 por ciento) por personas que han desarrollado su carrera laboral exclusivamente en el sector público”, explican los investigadores. El 91 por ciento de los funcionarios analizados de la gestión porteña registra al menos una experiencia laboral en el Estado, mientras que el promedio de puestos públicos ocupados previamente es de tres cargos. “Este particular perfil ocupacional del gabinete porteño lo distingue del gabinete nacional e indica que hubo un criterio de reclutamiento distinto, en donde, en líneas generales, la experiencia previa en el ejercicio de la función pública primó por sobre la experiencia en el mundo de la empresa”, concluyen Canelo, Castellani y Gentile.
De todas maneras, hay dominancia de funcionarios con experiencia previa en la gestión pública en las áreas como la Vicejefatura de Gobierno, Desarrollo Humano y Hábitat, Justicia y Seguridad y Cultura. En cambio, predominan aquellos funcionarios con experiencia previa en el sector privado en áreas como Desarrollo Urbano y Transporte, y Economía y Finanzas, aquellas directamente vinculadas con el ámbito de los negocios.
Entre los 12 funcionarios que se incorporaron al gabinete de CABA directamente desde el sector privado, 8 ocupaban cargos de alta gerencia en firmas que en su mayoría se encuentran directamente vinculadas con las áreas de incumbencia propias del cargo público al que se ingresa, “configurando situaciones potenciales de conflictos de interés”, advierte el informe. En esa nómina está Felipe Oscar Miguel, jefe de Gabinete de ministros, ex subgerente general de Boston Compañía Argentina de Seguros. María Lorena Marino, subsecretaria de medios y prensa fue gerente de comunicaciones de Cablevisión-Fibertel, mientras que Marcelo Carlos Palacios, subsecretario de Obras, provino de Skanska y Esteban Galuzzi, subsecretario de Tránsito y Transporte, de Intel.
En el plano educativo, Canelo, Castellani y Gentile advierten que el 58 por ciento de los títulos de grado que tienen los funcionarios provienen de universidades públicas y el 40,9 por ciento proviene de universidades privadas. “Cuando observamos los establecimientos de posgrado, se profundiza la tendencia de la educación privada. Las instituciones privadas laicas son las más elegidas para completar este tipo de formación (45,8 por ciento) seguidas por las instituciones extranjeras (31,3 por ciento). Entre las privadas locales, sobresalen la Universidad de San Andrés y Di Tella”, detallan.